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El retratista nocturno de los portales de Madrid

Cea Bermúdez 21 | FRANCISCO ÚBEDA LLORENTE

Diego Casado

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El portal es un lugar que no es un lugar. Es un espacio de trayecto hacia las casas y también un sitio de transición, que enlaza lo público -la calle- con lo privado -la vivienda-. Nadie pasa demasiado tiempo allí si no es estrictamente necesario. Pero es una estancia que esconde más cosas de las que aparenta y donde una mirada atenta podría sacar material para varias novelas.

Francisco Úbeda Llorente (1981, Almería) descubrió esta magia de los portales hace tres años paseando por su barrio, Malasaña. Una cálida noche de agosto se fijó en una majestuoso entrada a un edificio de viviendas en la calle San Bernardo, llena de tonos azules, y le pareció que allí había algo que contar. Tenía su cámara a mano y le tiró unas cuantas fotos. Era el primero -él todavía no lo sabía- de una larga serie que acumula ya más de un centenar de retratos de zaguanes.

“Quería reflejar el vacío de agosto en Madrid, iba a hacerlo con comercios cerrados pero cambié de idea cuando me encontré ese lugar. A partir de ahí decidí ocupar las noches en seguir capturando portales”.

Durante los últimos tres veranos, Francisco ha pasado las madrugadas que tenía libres de su trabajo para recorrer la ciudad en busca de portales que fotografiar. Saliendo desde su casa de Corredera y montado en bici eléctrica, paseaba por Malasaña pero también por el barrio Salamanca o por Chamberí -los ensanches albergan muchas de estas joyas- cazando instantáneas que llevarse a casa.

Francisco hace las fotos desde la calle, con el objetivo de 24 milímetros pegado al cristal y mucha exposición. “Algún vecino me ha visto y me da mucha vergüenza, pero no me suelo encontrar con gente”. Al actuar de madrugada y en periodo estival, apenas se cruza con nadie. La dificultad de su proyecto estriba sobre todo en la elección del lugar y en el marco seleccionado, buscando una composición clásica, geométrica, equilibrada en las proporciones. Porque el retratado no se mueve.

¿Cómo es esa elección? “Escojo algunos que tienen cosas extrañísimas, como uno que encontré una escultura con dos ciervos, otros que tienen pasillos propios de una película de terror, aunque los que más me gustan son los de los setenta, con sillones, cuadros y flores de plástico, que se han quedado un poco rancios y sórdidos”, explica el fotógrafo.

Úbeda recuerda la inseguridad psicológica que provocan estos espacios, cuando accedes a un lugar que te es ajeno: “Yo cuando entro a un edificio desconocido me siento completamente desubicado: no sabes dónde está la luz, el ascensor, no sabes dónde está el botón de la puerta para salir... me imagino que lo de poner plantas, cuadros y lámparas de mesita de noche como si fuera un salón es para humanizarlo, para que no te dé miedo al entrar”.

Pese al poso y al discurso que parece transmitir su trabajo, Francisco huye de todo significado: “Podría contarte un rollo metafísico de que con estas fotos quiero que el espectador reflexione, pero el trabajo es 100% estético”, se sincera. Sin embargo, sus láminas evocan mucho más allá de las líneas geométricas que dibujan paredes, escaleras, lozas y buzones. Habrá quien vea escenarios de televisión en sus fotografías, perfectamente diseñados, o hasta alfombras azules que parecen cascadas cayendo sobre un lago en alguna de sus imágenes. Habrá quien se imagine las vidas de los que allí residen, o historias que sucedieron en sus esquinas.

La serie de portales acabó este verano en Cea Bermúdez 21, un edificio que le obsesionaba pero al que nunca había podido acceder, porque un patio de vecinos privado se interponía entre su objetivo y el cristal. Un día y a pesar de su portero, logró atravesar el umbral y sacar la foto que encabeza este reportaje, con la que consiguió cerrar su proyecto. Asegura que no continuará haciendo fotos de este tipo, pero que ya se le ha quedado el tic de vouyeur de portal cuando camina por la calle, incluso fuera de Madrid, al hacer turismo.

Una vez cerrado el ciclo, el retratista nocturno de portales muestra parte de su obra en una galería del barrio. Será en Le Mur (C/ Amaniel 20) desde este jueves 5 de diciembre y hasta el miércoles 9 de enero. La exposición se llama Flanêurismo y su contenido lo resume perfectamente Sergio C. Fanjul en el texto que introduce la exhibición: “Los espacios que retrata Úbeda Llorente no parecen la llegada al hogar, la cercanía de la hoguera, las puertas del cielo, sino la gélida puerta de a saber qué infiernos domésticos”.

Más información:

Vic

Una iniciativa artística original e interesantísima

Qué alegría, buscar y encontrar..
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