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'Virxilio Vieitez': la exposición que debate sobre el oficio y lo artístico

Luis de la Cruz

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La exposición, que lleva camino de convertirse en una de las muestras de la temporada de entre las menos pregonadas, es la de un fotógrafo, Vieitez, que trabajó siempre por encargo. Un jornalero de la fotografía más que un artista consciente, que recorrió los montes gallegos para inmortalizar los momentos importantes de vidas que no figuran en página alguna.

Virxilio Vieitez empezó haciendo retratos de turistas en la Costa Brava a mediados de los cincuenta, aunque pronto volvió a su pueblo, Soutelo de Montes, donde estableció estudio para dejarlo casi abandonado en seguida por los exteriores, donde se sentía mucho más cómodo.

La exposición se ha vendido como “la mayor retrospectiva sobre el autor gallego realizada hasta el momento”, y el titular grandilocuente no desentona con el fondo expuesto. Esta no es una de esas exposiciones gratuitas que racanean con el material del autor y se completan con aspectos laterales. En esta ocasión hay una interesante muestra de objetos del laboratorio del fotógrafo y un documental, pero son sus escenas y – sobre todo – sus retratos, los que reinan indiscutiblemente en la muestra.

Aunque, sin duda, Veitez fue un fotógrafo con mirada propia, gran parte del éxito que está teniendo la muestra– no es habitual ver tan concurrida la sala de exposiciones de la Fundación Telefónica - es sociológica. La colección de fotografías de Veitez atrapa recuerdos de la cotideanidad de las clases populares y rurales de la segunda mitad del siglo XX español. Muchos de los visitantes, a menudo de avanzada edad, comentan alborozados las romerías, el misal de la primera comunión de la fotografiada o, sencillamente, el ambiente reconocible en sus recuerdos.

De sus retratos destaca la expresividad que consigue sacar de fotografías sin concesiones al retruécano: los retratados miran con gran profundidad al objetivo; de las escenas, la profundidad de la acción. El punto álgido de la exposición es el mar de columnas con rostros anónimos en gran formato entre los que uno puede perderse.

La exposición de Virxilio Vieitez presenta al público a un artista interesante – y lo hace a fondo – pero además plantea los viejos debates acerca del oficio y lo artístico. Una exposición interesante que viene cargada de sociología y memoria.

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