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Vídeo: señoras de luto y 'pasotas' en la Malasaña de 1979

Pepe Botella en 1979

Luis de la Cruz

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Un lector nos ha hecho llegar este curioso reportaje de RTVE de 1979. Una grabación de la Plaza del Dos de Mayo y sus gentes que, como podréis observar, no tiene desperdicio. El vídeo fue subido en 2015 a la cuenta de YouTube Retroclips, que alberga otras joyas de la historia audiovisual, como esta entrevista a Manuela Carmena en 1981.

El documental empieza con la epopeya del pueblo madrileño de los hechos del Dos de Mayo en 1808 y continuará describiendo la zona con esa voz gloriosa de los locutores de época, que desde 2018 casi nos parece ya de la misma época que la propia Manuela Malasaña. Ya estaban allí el Pepe Botella o el Café de Ruiz, que forman parte de la nómina de cafés que desembarcaron en los setenta en Malasaña. Ambos siguen, menos mal, entre nosotros. Otros comercios que aparecen en el vídeo, sin embargo, ya no están, como la fábrica de patatas de la calle Dos de Mayo (donde hoy está la Escuela de Música Creativa) o el famoso el kiosco de La Antonia, con las viejas sillitas metálicas pintadas en verde ¿No os sorprende ver los coches aparcados en la plaza?

Lo cierto es que en el vídeo aparece perfectamente retratada la transición de Maravillas a Malasaña, con señoras mayores vistiendo luto y bajando las sillas a la plaza junto a jóvenes de aspecto moderno (hace varias décadas, pero algún complemento se diría que ha vuelto a serlo hoy).

"Ahora, en la plaza y sus aledaños se mezclan dos ambientes, el meramente popular (formado por la gente del barrio) y una Juventus distinta y excéntrica. Son los pasotas, que confieren un aspecto diferente a la zona. Una juventud que vive la vida a su manera pero que a veces ocasiona problemas porque, triste es decirlo, entre esa excentricidad se camufla también cierto grado de delincuencia".

Aparecen las fiestas del Dos de Mayo en la plaza, con sus churros y sus atracciones de feria. Aunque aún faltarían muchos años para que el Ayuntamiento las prohibiera en la plaza (y que luego los vecinos las recuperaran autogestionadamente), hace mención al “enfrentamiento de grupos rivales”, con una referencia pretendidamente desidiologizada a las razzias que la extrema derecha llevó a cabo en el barrio durante aquellos años. En alguna ocasión los vecinos tuvieron que echarlos de la plaza.

“No, no más violencia en la plaza del Dos de Mayo”, dice hacia el final del reportaje el narrador sobre unos planos del monumento de Daoiz y Velarde (al que ya entonces desaparecían las espadas), “que dieron la vida por la libertad”. No le preguntaremos a los franceses por esta curiosa asociación con la no violencia pero, eso sí, compartiremos la última frase: “La plaza del Dos de Mayo es de todos”.

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