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Turismo en Malasaña: guía para un fin de semana en el barrio más cool

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Diego Casado

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Encerrada entre las avenidas de la Gran Vía, la Castellana y Carranza, la de Malasaña es una de las zonas con mayor personalidad de Madrid. Calles más o menos empinadas, pisos bajos y un vecindario que se conoce entre sí, algo poco habitual en el centro de una capital, componen este pequeño barrio de 35.000 habitantes que lleva recibiendo miles de visitantes cada fin de semana durante décadas, al principio atraídos por La Movida y hoy por haberse convertido en uno de los principales barrios hipster en España.

Aunque todo el mundo conoce la zona como Malasaña, su nombre oficial es el de barrio de Universidad. Esta denominación popular la obtuvo hace no demasiado de una adolescente, Manuela Malesange, una de las heroínas fallecidas durante el levantamiento del 2 de mayo de 1808 que también tiene dedicada una calle en la zona y cuyo francés apellido, españolizado, acabó dando forma y personalidad a los habitantes del lugar.

Somos Malasaña, el periódico y la agenda de ocio del barrio (consulta aquí qué hacer en Malasaña antes de iniciar tu viaje), te ofrece esta guía para pasar un intenso fin de semana sin salir de Malasaña, conociendo los rincones de uno de los lugares con más personalidad de la capital de España.

Cómo llegar

En transporte público. Varias líneas de Metro atraviesan Malasaña, la forma más rápida y cómoda de llegar a la zona. Si vienes desde el aeropuerto o de Chamartín puedes bajarte en las estaciones de Tribunal (líneas 1 y 10) o en Plaza España (líneas 2, 3 y 10), esta última con acceso por ascensor. Los que llegan de la estación de Avenida de América pueden parar en Bilbao, San Bernardo o Alonso Martínez (línea 4). Y los procedentes de Atocha llegarán más rápido a Gran Vía (líneas 1 y 5). En Cercanías no existe ninguna estación en el barrio. La de Recoletos es la más cercana, a doce minutos andando.

En coche. Malasaña es una zona complicada para acceder en coche. Si vienes en tu propio vehículo, lo mejor es que lo dejes en las afueras, donde no se aplica el Servicio de Estacionamiento Regulado. Aunque también puedes llegar hasta alguno de los aparcamientos públicos disponibles, como el de Barceló (C/Barceló), el de Escuelas Pías (C/ Santa Brigida, 12), Tudescos (C/ Luna 2), Mostenses (Plaza Mostenses) o cualquiera de los garajes de los alrededores de la calle Pizarro.

Día 1: viernes (por la tarde)

Si saliste pronto de tu lugar de origen y tienes la suerte de haber llegado a Madrid a la hora de comer, puedes aprovechar para hacer tu primera incursión en Malasaña disfrutando de un menú del díamenú del día en la mayoría de restaurantes de la zona, una oferta más económica que no suele repetirse durante el sábado y el domingo. La variedad y cantidad de locales es enorme, por lo que te recomendamos un paseo por el blog gastronómico Malasaña a Mordiscos, donde encontrarás críticas de decenas de restaurantes interesantes. Si quieres que elijamos uno por ti, prueba el menú de Crucina (C/ Divino Pastor 30), una curiosa propuesta donde se cocinan alimentos vegetales a no más de 40ºC.

Con el estómago lleno puedes reposar la comida en uno de los museos del barrio o lanzarte a patear las calles. Si optas por lo primero te recomendamos pasarte por el Museo de Historia de Madrid (C/ Fuencarral 78, entrada gratuita). Ubicado en el antiguo hospicio de la capital y recientemente renovado, su pieza más singular es una enorme y detallada maqueta del Madrid de 1830, en la que se puede apreciar cómo era la ciudad hace casi dos siglos. Además, el centro posee una colección de pinturas (entre ellas un cuadro de Goya), fotografías o estampas relacionadas con la urbe.

Un primer paseo por las calles de Malasaña te llevará de la puerta del citado museo hasta la plaza del Dos de Mayo, cruzando la calle Velarde y su nutrida oferta de tiendas de ropa vintagevintage, con ropas de otras épocas a buenos precios. Magpie, La Mona Checa o Williamsburg son algunas de las que están presentes en esta vía, aunque si quieres encontrar más te recomendamos que subas tres calles más arriba, hasta Espíritu Santo, donde encontrarás el Templo de Susu, una de las tiendas de esta rama más veteranas, o la de Flamingos Vintage Kilo. Esta calle, que se ha convertido en el lugar favorito de los fotógrafos ocasionales, merece una vuelta para echar un vistazo a sus librerías, cafés, tiendas de moda y otros comercios que incluso han llamado la atención de la reina Letizia.

Bajando por Velarde o Palma te encontrarás de frente con la plaza del Dos de Mayo con el monumento a Daoiz y Velarde en el centro, dos de los héroes del levantamiento de Madrid contra los franceses en mayo de 1808. Ambos capitanes están representados frente a la puerta restaurada del antiguo Cuartel de Monteleón, desde donde salieron las tropas españolas que acabaron siendo reprimidas por el ejército de Napoleón. El lugar es un amplio espacio con varios parques infantiles, bancos públicos y multitud de terrazas en las que pararse a descansar y tomar un refresco o cerveza (a precios no especialmente baratos). También supone un buen punto de partida también para ver caer la tarde y empezar la noche de Malasaña, uno de sus principales atractivos.

Porque la fama del barrio como lugar en el que pasar veladas inolvidables hasta el amanecer es legendaria desde los tiempos de La Movida, aquella época de principios de los ochenta en la que los movimientos contraculturales y personajes como Pedro Almodóvar o Antonio Vega hicieron de esta zona un lugar plagado de bares de copas. Todavía hoy es posible visitar algunos locales de aquella época, templos como La Vía Láctea, El Tupperware o El Penta, que aparece nombrado en la canción de La chica de ayer. Para los que busquen algo menos de nostalgia recomendamos que callejeen por las calles de La Palma, San Vicente Ferrer o la antes citada Velarde en busca del espíritu rockero de Malasaña. Antes, conviene empezar con cañas (o un vermú) barato en locales de toda la vida como Casa Camacho (C/ San Andrés 4). Y para acabar la noche, nada mejor que una discoteca como la Sala Taboó o la Sala Maravillas, dos de los pocos locales que abren (legalmente) hasta las 6.00 de la madrugada.

Para planes más tranquilos y de menos bares (o compatibles con todo lo anterior), el viajero amante del teatro encontrará en los alrededores -que algunos llaman ya el Off Gran Vía- una oferta variada y económica: desde obras de mayor formato y salas como las del Teatro Lara o el Maravillas hasta propuestas más arriesgadas, para públicos reducidos como las de Labruc o la Sala Tú. Consulta aquí la lista de teatros de Malasaña y su agenda.

Día 2: sábado

Malasaña es un lugar lleno de interesantes museos por descubrir y en los que combatir el frío del invierno o el asfixiante calor del verano. Para la mañana del sábado te proponemos dos de ellos, con contenidos complementarios. El primero, ubicado en un antiguo palacete de la calle San Mateo, es el Museo del Romanticismo 

(C/ San Mateo, 13 entrada gratuita), un espacio dedicado a los aspectos cotidianos y artísticos del siglo XIX. Un paseo por lo decimonónico organizado en forma de recorrido por una casa típica de los nobles de hace 200 años -el palacio del marqués de Matallana- que gustará a todo tipo de públicos, tanto por saber cómo era la vida de entonces en Madrid como para disfrutar de sus colecciones de arte. Este lugar cuenta además con una ventaja: su jardín alberga una cafetería en la que desayunar tartas o magdalenas escuchando el rumor de una fuente de época.

Para acudir al segundo museo de la mañana hay dos posibles recorridos, que dependerán de los gustos del paseante: el primero se puede efectuar a lo largo de la calle Fuencarral, en otro tiempo estrecho camino lleno de tiendas de artesanos y de ropa de importación, que con la peatonalización de 2007 se ha convertido en un lugar en el que encontrar todo tipo de franquicias propias de centros comerciales. La alternativa para buscar comercios más escondidos se pueden hacer por la calle Valverde o Barco, a donde se han desplazado las tiendas de diseñadores más originales, galerías de arte y tranquilos cafés. Ambas rutas permiten pasarse primero por el Food Market Barceló (C/ Barceló 6), un espacio gastronómico con 18 puestos de comida y bebida gourmet, ubicado en la segunda planta de un mercado de abastos renovado que cuenta con gimnasio y una magnífica terraza. Marchando hacia Fuencarral, calle abajo, se puede pasar por una de las pastelerías con más renombre del barrio, el Horno de San Onofre (C/ San Onofre 3), especialistas en todo tipo de dulces como rosquillas tontas y listas, buñuelos o torrijas.

Cualquiera que sea el camino elegido, los pasos del viandante habrán de acabar en el Espacio Fundación Telefónica (C/ Fuencarral 3, entrada gratuita), 6.000 metros cuadrados dedicados a exposiciones temporales y a una fija, aquella dedicada a la historia de las telecomunicaciones, que hace honor a la compañía propietario del edificio que lo alberga, una empresa de telefonía instalada desde 1929 en este rascacielos (el más alto de Madrid hasta 1953) construido al estilo de los que en la época se levantaban en Nueva York. Consulta su agenda para ver si te interesa alguna de las propuestas (tanto para niños como para adultos) que componen su nutrida agenda de actividades.

Hora de comer de nuevo en Malasaña. En lugar de atravesar la Gran Vía bajaremos por la calle del Desengaño y buscaremos entre la variada oferta de restaurantes que abundan en esta vía, en la Corredera Baja de San Pablo o en la calle Pez, por donde continuará nuestro paseo. En la zona destacan restaurantes chinos de calidad (los llamados chinos de chinos, mira aquí la lista), japoneses (Hattori Hanzo, C/ Mesonero Romanos 17), hamburgueserías (Home Burguer, C/ Silva 25) o modernos como el Maricastaña (C/ Corredera 12).

Con el estómago lleno podremos continuar la visita con un vistazo a tres iglesias muy cercanas entre sí. La primera es la de San Martín de Tours (C/ Desengaño 26, entrada libre), templo del siglo XVIII donde reposan los restos mortales de Alexia González-Barros, la niña protagonista de la película Camino. Tumba ilustre es también la que guarda el convento de don Juan de Alarcón (C/ Valverde 15, entrada libre), la de la beata Mariana de Jesús, copatrona de Madrid y cuyo cuerpo se encuentra incorrupto, 400 años después de su muerte. Cada 17 de abril se expone al público. Urnas funerarias aparte, quizás la iglesia que más merezca la pena en este pequeño recorrido por su arte y arquitectura sea la de San Antonio de los Alemanes (C/ Puebla 20, entrada 2€), que muestra unos espectaculares frescos barrocos desde el suelo hasta su cúpula, obra de Luca Giordano.

Llegados a este punto y para desconectar de lo eclesiástico, es obligatorio reseñar al visitante ocasional una nueva tendencia en Malasaña que podrá mantenerle ocupado el resto de la tarde del sábado o un hueco de la mañana del domingo. Son los markets, una suerte de mercadillos de todo tipo que se han establecido en la zona durante los fines de semana y con los que es probable que te encuentres durante tu visita. Como no se celebran en fechas fijas, lo mejor es que te pases por sus páginas web para ver si te coincide alguno. Los principales son los de Adelita Market (objetos de segunda mano, una vez al mes en C/ Espíritu Santo 23), Malasaña Market (en el Mercado de Barceló, trimestral), el de Ciento y pico (artesanía y diseño, en C/ Velarde 14), los de La Vaquería (C/ San Joaquín 16) o los que La Industrial alberga en sus dos espacios (grastromarkets, ferias de diseño, etc... en C/ San Vicente Ferrer 33 y C/ San Andrés 8).

Con la noche del sábado a punto de caer, lo mejor es que el visitante se pasee por la calle Pez, una de las nuevas zonas de bares en Malasaña, con un amplio número de restaurantes y locales de copas para pasar horas sin tener que desplazarse demasiado por sus estrechas aceras. Antes de empezar a saciar tu hambre y sed pásate por su esquina con la calle Marqués de Santa Ana y elevar la vista para observar el ladrillo que da nombre a la calle. Lee aquí el origen de la leyenda de Pez.

Como para probar toda la oferta gastronómica de la vía tardarías más de una semana, nosotros te seleccionamos varios: puedes empezar tomándote una caña en El Palentino (Pez, 8) un bar de viejos -o grasabar- de toda la vida con cañas baratas inundado por modernos -su sándwich mixto es todo un must entre sus habituales- y luego cenar de tapas en El pez gordo (Pez, 6) con propuestas como salmorejo, migas o berenjenas con miel. Si lo que quieres es un restaurante hecho y derecho, no dejes de pasarte por la propuesta criolla del Gumbo (Pez, 15) o por la parrilla del Calle 30 (Pez, 30). Para la copa de después, tres opciones: cervezas y mojitos en el Picnic Bar (C/ Minas 1), con música rock y unos agradables sofás en el sótano para charlar; copas en The Passenger (Pez 16), un local en el que parece te sentirás el viajero de un tren; y cócteles en el 1862 Dry Bar (Pez 27), el lugar perfecto para sibaritas.

Alcanzado el final de la calle, en su cruce con San Bernardo, es hora de decidir si uno se va al hotel o quiere continuar hasta el amanecer. Para los segundos la opción más cercana es el Morocco (C/ Marqués de Leganés 7), discoteca petarda propiedad del matrimonio Vaquerizo-Alaska; o la Sala Siroco (C/ San Dimas 5), que programa conciertos y sesiones de DJ en una zona, la de Conde Duque, también muy apetecible para pasar toda la noche pero que por problemas de tiempo no cabe en este artículo pensado solo para 48 horas.

Día 3: domingo (y adiós)

Aunque al viajero de fin de semana le faltarán días para conocer bien todo el barrio de Malasaña, hemos reservado la mañana del domingo para acudir a una de sus zonas más interesantes, la de Conde Duque. en su extremo oeste. Pero antes de adentrarnos allí proponemos coger fuerzas con un desayuno típico madrileño: porras con chocolate. Se sirven en casi todas las cafeterías de la zona, aunque si quieres comprarlos directamente donde los elaboran y los reparten a todo el barrio puedes pasarte por la Churrería Malasaña (C/ Espíritu Santo 8), donde -si no te importa el olor a aceite- cuentan con una pequeña barra de degustación.

El domingo también es día de brunch, una moda menos castiza pero que va arraigando en numerosos restaurantes que sirven desde las 11.00 o 12.00 una especie de menú del día apto para resacas con café, cóctel (normalmente bloody mary o mimosa) y platos como los huevos benedict. Es probable que te encuentres varios camino del Centro Cultural Conde Duque 

(C/ Conde Duque 11), la primera parada de nuestra ruta mañanera. El gigantesco lugar, en otro tiempo un cuartel diseñado en el siglo XVIII por Pedro de Ribera, es hoy uno de los epicentros culturales del centro de Madrid. En su interior alberga la Biblioteca Histórica, el Archivo Municipal, una biblioteca musical, otra municipal, el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, salas de ensayos, un auditorio, un teatro y amplias salas de exposiciones.  Con tanta oferta cultural, lo mejor es echar un ojo a su calendario de actividades para seleccionar a qué acudir.

La mañana cultural se puede completar con el cercano Museo de la Ilustración ABC (C/ Amaniel 29), a un paso del Conde Duque. El centro es interesante por su aspecto histórico, ya que ocupa el edificio histórico en el que se produjeron las primeras cervezas de la marca Mahou en 1890, y por la interesante colección de fondos del diario ABC, que cuenta con 200.000 piezas de arte gráfico de 1.500 artistas diferentes. Además, programa interesantes exposiciones temporales y su acceso es gratuito.

Para tomar fuerzas después de este paseo por museos -si no pasaste antes por el brunch de locales como el Mür Café- te recomendamos restaurantes para todos los gustos: desde un gallego de toda la vida como el O Potiño III (C/ Conde Duque 30), hasta un peruano de autor, Tiradito (C/ Conde Duque 13), pasando por un original local que solo ofrece comida en conserva, el Muy (C/ Amaniel 36).

Y con la tarde del domingo llega la despedida de Malasaña. Para los más nostálgicos, aquellos que quieran guardar un recuerdo de su visita por este barrio de Madrid, nos hemos guardado una última sorpresa: la tienda de souvenirs autóctonos, Amor de barrio (C/ San Andrés 12), donde es posible comprar tazas, camisetas, bolsos y postales sobre Malasaña sin diseños que den vergüenza ajena. Esta es una de las tiendas más originales de Malasaña para los que buscan regalos divertidos que llevarse de su visita a Madrid. Aunque también podrán llenar su maleta en comercios como Karibú (C/ Manuela Malasaña 29) o Curiosite (Corredera de San Pablo 28). Mira sus horarios de apertura antes de acudir.

Si el recorrido te sabe a poco o quieres ahondar más en los aspectos históricos del barrio, por la zona se programan periódicamente varias visitas guiadas a cargo del colectivo de guías de Carpetania. Consulta en su página web las propuestas para el fin de semana de tu visita y vete abriendo boca con su sección de anécdotas en Somos Malasaña, Gatos Curiosos.

Más propuestas que no aparecen en esta guía:

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Es el barrio Maravillas

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no hay licencia de apretura

este chico tenemos 3tienda alimentacion

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