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“El trabajo de los profesores durante la cuarentena resultó exagerado, también el de las familias fue de aplaudir”

Alberto Fernández, jefe de estudios del CEIP Pi i Margall, durante la entrevista

Diego Casado

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El lunes 9 de marzo, los colegios de Madrid recibieron una noticia inesperada e inédita: los centros se cerraban a partir del miércoles 11 por la ya incipiente pandemia de Covid-19 y las clases se trasladaban a las casas de los alumnos. “Nos pilló a todo el mundo de sopetón, a los profesores, a las familias e incluso a la Administración”, explica Alberto Fernández, jefe de estudios del CEIP Pi i Margall, cuando rememora ese momento.

El martes, los niños se llevaron a casa libros y deberes para dos semanas. En ese momento todavía no se había decretado el estado de alarma -empezó el siguiente domingo- y nadie se hacía a la idea de lo que estaba por venir. “Habíamos preparado el trabajo para 15 días. Pensábamos que esto iba a ser un susto y que se iba a controlar”, explican desde este colegio público bilingüe situado en el corazón de Malasaña (en plena plaza del Dos de Mayo) durante la conversación mantenida en la serie de entrevistas de Barrio Futuro, que puede verse bajo estas líneas.

Pronto se dieron cuenta de que el confinamiento iba para largo y que las dos semanas decretadas sin clase iban a ser solo las primeras de un curso que podía acabar sin volver a pisar las aulas. “Tuvimos que diseñar todo el plan de acción y la educación online para que dentro de todo lo extraño que resultaba esto fuera lo más normal posible”, indica el jefe de estudios. Todo para un colegio relativamente pequeño (poco más de 200 alumnos) pero con edades desde los 3 a los 11 años, con métodos de aprendizaje diferentes y con situaciones personales muy distintas.

Al principio fallaron muchas cosas. Había problemas con los programas y sistemas facilitados por la Comunidad de Madrid: estaban saturados y daban fallos en las conexiones. Pero a partir de ahí llegaron otras posibilidades, se abrieron blogs para colgar las tareas diarias, se organizaron videollamadas por Jitsi... y cuando no llegaban en casos particulares, se completaba con clases por teléfono o enviando deberes por Whatsapp si hacía falta.

“El trabajo fue exagerado, en el sentido de que tuvimos que volver a buscar los materiales, enviarlos por email, crear páginas para que todo el mundo pudiera entrar y hacer esas actividades... y luego te tenían que enviar los trabajos para corregirlos uno a uno”. Todo con sus recursos educativos inaccesibles bajo llave en el colegio, que permanecía clausurado, y sin poder salir a la calle. “Fue casi un trabajo muy muy duro, de esclavos, había días que decías no doy para más”, admite Alberto.

Después de los primeros días de rodaje, todo comenzó a funcionar mejor, gracias a la implicación de los profesores -el jefe de estudios califica su trabajo de “excepcional”- y también de las familias: “Ha sido una colaboración entre familia y escuela que yo jamás he visto y es de aplaudir. Aquí se ha demostrado que en la educación los profesores solo somos el 50%, una educación de calidad viene de esta colaboración. Todo el apoyo que hemos tenido de las familias, también del Ampa, se agradecerá siempre, porque nos facilitaron todo muchísimo”.

Las palabras de reconocimiento hacia las madres y padres de alumnos llegan cuando queda una semana de un curso en el que las familias han tenido que compaginar en muchos casos el teletrabajo con el apoyo a la enseñanza, además de lidiar con la difícil situación de unos alumnos que no pudieron salir de sus casas ni siquiera a pasear durante 40 días. Eso se unió en algunos casos a situaciones de gran vulnerabilidad social, con alumnos sin equipos para seguir las clases online y comiendo el menú de Telepizza y Rodilla que ofreció la Comunidad de Madrid (nueve niños en el Pi i Margall) durante toda la cuarentena.

En estos casos fue fundamental el apoyo de trabajadores sociales y de asociaciones de la zona -Alberto cita a EOF, Cruz Roja-, que echaron una mano para los alumnos con menos medios del barrio. Además, el Ampa adquirió tablets para las familias que no tenían equipos informáticos (apenas una decena) para que sus hijos no se quedaran atrás en las clases. “Estamos eternamente agradecidos a todas las familias de este colegio por la implicación que han tenido”, repite Alberto.

Uno de los momentos más emotivos del confinamiento para la comunidad del Pi i Margall llegó con la grabación de una versión de Resistiré a cargo de los profesores del colegio. Se les ocurrió hacerlo después de que muchos alumnos les escribieran para preguntarles por su estado de salud. “Los chicos necesitan ver al profesor, saber que están ahí”, reflexiona el jefe de estudios, que aparece en la grabación junto a un buen número de docentes: “Decidimos grabarnos para que nuestros alumnos vieran que estábamos también en casa. Era una manera de demostrar que seguíamos todos unidos y trabajando juntos”. El vídeo se hizo tan popular que acabó saliendo hasta en un telediario de emisión nacional.

Como muestra de la buena conexión entre familias y colegio, alumnos, madres y padres se grabaron un vídeo de respuesta con la canción Agradecido de Rosendo sonando de fondo. “No ha sido un curso complicado. Ha sido un curso diferente, con muchas horas de trabajo y mucha dedicación, pero no más difícil que otros”, resume Alberto.

¿Qué sucederá en septiembre?

Durante la cuarentena, las directrices que se marcaron desde Educación de la Comunidad de Madrid fueron claras: repasar los contenidos del primer y segundo trimestre y, solo si esos contenidos estaban consolidados y existían medios para poder avanzar, introducir temario de la tercera evaluación, algo que pudieron hacer casi todos los profesores, porque los alumnos respondieron. A la vuelta del próximo curso -nos cuentan desde el Pi i Margall- parte del primer trimestre estará dedicado a repasar todos estos contenidos que se enseñaron a distancia.

El Pi i Margall, como muchos otros centros escolares, no volverá a acoger alumnos hasta septiembre. A pesar de que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anunció que podían ir a clase las dos últimas semanas de curso, la realidad es que era algo muy difícil de implementar, porque se  trataba de una opción reservada a los alumnos que necesitaban refuerzo. Las pocas familias a las que se les ofreció esta posibilidad la rechazaron por el riesgo de los desplazamientos y por lo complicado del protocolo de seguridad. Así que se han sustituido sus clases de refuerzo presenciales por videollamadas fuera de su horario habitual de clase.

¿Cómo será la vuelta al cole en septiembre? Desde los colegios se mueven todavía en la absoluta incertidumbre. La semana pasada se marcaron unas directrices desde el Gobierno estatal, con un máximo de 20 alumnos por aula y mascarillas solo obligatorias desde quinto de Primaria. Pero la Comunidad de Madrid se ha apresurado a rechazar estas medidas, por lo que todavía no están claros cuáles serán los protocolos. Alberto especula con diferentes escenarios: “Puede ser que nos manden venir por turnos, puede ser que todo se solucione y sea normal... barajamos 5-7 posibilidades diferentes, la incertidumbre nos hace estar todo el día pensando en cómo será, pero nosotros estaremos pendientes y aplicaremos las instrucciones y directrices que nos den”.

Lo que sí que tienen claro en el Pi i Margall es que los recursos de formación del profesorado para el año que viene se dedicarán a la capacitación de todos sus profesionales en la formación online, para estandarizarla y mejorarla para cuando sea necesario utilizarla. Una de los aspectos positivos de las clases por internet es que han comprobado que los alumnos más mayores se concentraban mejor que en el aula, sin las distracciones de sus compañeros.

Aún así, Alberto Fernández confía en que el curso que viene la situación se normalice: “Uno no se puede llegar a imaginar lo que puede echar de menos el colegio y a sus alumnos. Echamos de menos el contacto: el típico abrazo, el profe te quiero o reñir a alguien porque no come bien. No es lo mismo vernos e interactuar o incluso abrazarlos, que hacerlo a través de una pantalla. Echo muchísimo de menos el día a día con ellos, ir al colegio con la ilusión de ver qué aprenden. A veces te enfadas pero a veces te hartas de reír”.

Más Barrio Futuro:

picolino

Por favor, arreglen el titular. Da a entender que el trabajo de los padres fue limitarse a aplaudir. Cuando lo que dice el señor es

que se trabajó duro y que el trabajo de las familias es para aplaudir. Sugiero este: "El trabajo educativo de las familias es para aplaudir"



Saludos.

Marcos

LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA, LA AMPA.



Que AMPA no es como agua o águila.



¿Es que nadie en España se sabe las normas del español referentes a las SIGLAS?

Lourdes

Nadie habla de que la administración da por

hecho que el docente tiene que poner sus propios medios personales para llevar a cabo su tarea (ordenador, tablet, conexión a internet...) y no todos los docentes los tenían.

La consejería de educación debe dotar de medios a sus trabajadores y no confiar su responsabilidad a la buena voluntad docente.

Lo extraordinario de la situación ha requerido una respuesta también extraordinaria, pero en la planificación del próximo curso, debe estar también la demanda de unos medios tecnológicos dignos.

Ternera con Eneldo

Como estudiante, estoy ya hasta los bemoles de leer titulares como este. Que si profesores, que si familias. Sí, puedo confirmar que el trabajo que han hecho los profesores ha sido magno. Pero me parece vergonzoso que se mencione antes a las "familias" que a los estudiantes. Los estudiantes somos los verdaderos protagonistas del sector educativo, nos estamos jugando nuestro futuro. No sé por qué se anda lamiendo el culo a las familias todo el rato, pero los estudiantes hemos hecho un esfuerzo destacable cuanto menos, adaptándonos a las clases online y a la forma de dar clase de cada profesor, recibiendo densidades de trabajo incluso mayores que en clases presenciales. Por favor, tenednos un poquito en cuenta, que ya estoy empezando a pensar que no importamos en esta sociedad y que durante esta crisis nos habéis visto como vagos analfabetos que querían el aprobado general. Y vale que concretamente en este artículo se habla de la educación primaria, pero ya vale de generalizar la muletilla de "los profesores y las familias".

urkiurki

La cuestión que planteo, es que todos los colegios privados y concertados se han puesto las pilas, en tiempo record y enseguida tenían clases on line -no vaya a ser que los padres devolviesen los recibos- y en la sierra de Madrid, la enseñanza publica han mandado de forma continua deberes y hemos tenido que ser los padres los que nos encargásemos de la educación de los niños. Las clases online eran la excepción en algunas asignaturas y mientras tanto los funcionarios que no profesores a cobrar el sueldo integro.
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