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Salvaron el Edificio España: así se gestó la victoria de una lucha ciudadana

Carmena, en la presentación del acuerdo sobre el Edificio España, con Maestre, Calvo, Nines Núñez y Trinitario Casanova | SOMOS MALASAÑA

Diego Casado

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Este miércoles, los flashes y el protagonismo del acuerdo que permite arrancar las obras del Edificio España se lo llevaron el empresario Trinitario Casanova y la alcaldesa Manuela Carmena, que arremolinaron a decenas de periodistas a su alrededor para escuchar sus palabras. Mientras, los auténticos responsables de que todo Madrid celebrara la recuperación de un inmueble tan emblemático se quedaban a un lado, discretos, contentos, pero ajenos al ruido mediático. Por no hacer ni siquiera probaban los canapés y el vino con el que Grupo Baraka agasajaba a los allí presentes.

La protagonista de esta historia con final feliz es una ecologista y se llama Nines. Ella personifica el trabajo de Ecologistas en Acción, la organización que ha negociado con Baraka durante tres meses la protección del Edificio España y que, hace más de dos años, intentó salvar el patrimonio histórico del inmueble con un recurso ante el TSJM que ha sido clave en todo este proceso. Entonces, la organización ecologista y la asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio -los otros héroes de este relato- se agarraron a un error garrafal de Ana Botella a la hora de tramitar la polémica rebaja de la protección en el plan general para detener cualquier obra adicional sobre este rascacielos.

El PP aprobó en el verano de 2014 esta rebaja de protección, con un cambio en el PGOU, para permitir la demolición de todo el Edificio España salvo la fachada. Luego llegó la empresa Wanda -primera compradora- e intentó que le permitieran tirarla también abajo. Pero lo impidieron la existencia del recurso de los ecologistas, de grupos como Salvemos el Edificio España con 73.000 firmas contra el derribo y el plante del nuevo Ayuntamiento de Ahora Madrid. Wanda acabó abandonando su proyecto y vendiendo el inmueble al Grupo Baraka de Trinitario Casanova. Y es aquí cuando todo cambia.

“Nos sentamos a hablar con Baraka en diciembre” -relata Nines Nieto a Somos Malasaña- “y desde el principio fueron muy claros: querían la retirada del recurso o no invertirían. A partir de ahí nos pusimos a negociar”, explica. Los ecologistas, que acudían en grupos de 4 y 6 personas a las reuniones, tenían claro que querían volver al anterior nivel de protección y también intentar salvar los pocos elementos originales que quedaban del edificio después de las obras de 2007 (decoración y estructuras de la planta baja, además de la volumetría general del lugar). Y para ello era necesaria la participación del Ayuntamiento de Madrid, que tenía que volver a modificar el PGOU y dejarlo en la situación anterior.

“Este fue el punto más conflictivo, porque al principio el Ayuntamiento se opuso. Hubo un momento de máxima tensión en el que llegamos a pensar que la negociación se rompía”, recuerda Nines. Sin embargo, el consistorio acabó cediendo y accedió a la modificación exigida, tal vez consciente de que todo el proyecto Plaza España (el edificio y la reforma del entorno) se ha convertido en su intervención estrella y Ahora Madrid se juega en esta intervención parte de su crédito de cara a la reelección.

Diálogo, entendimiento y el “respeto” de Casanova

Desde ese punto la negociación fue mejor, aunque nunca sencilla. Se extendió más de tres meses, que a los ecologistas se les hicieron larguísimos, porque no estaban acostumbrados a “tanta tensión” ni a verse en situaciones así. “Sentíamos que teníamos mucha responsabilidad”, confiesa Nines: por un lado, querían salvar el valor histórico de la zona y, por el otro, consideraban positivo que volviera a tener vida comercial.

[Galería: lo que se salvará de las obras del Edificio España]Galería: lo que se salvará de las obras del Edificio España

Hubo un detalle importante que ayudó, y fue la presencia del empresario Trinitario Casanova, el murciano impulsor de este proyecto, del que hablan con admiración por su nivel de implicación en las negociaciones: “Venía a todas las reuniones, en persona, con una postura muy clara, pero con buen talante”, dicen los ecologistas. “Estamos acostumbrados a que los empresarios nos desprecien en este tipo de litigios, pero Casanova nos sorprendió porque nos trataba con respeto”, cuenta Nines.

Al final y después de muchas reuniones, concesiones por todas las partes aunque también filtraciones interesadas a la prensa, el acuerdo llegó y se cerró totalmente la misma semana pasada, justo antes de que el Ayuntamiento aprobara la modificación del PGOU. Ecologistas retirará el recurso y las obras en el Edificio España comenzarán dentro de un mes. Allí se construirá un enorme hotel de 24 plantas -gestionado por RIU- y una zona comercial en su planta sótano, primera y segunda, que podría ser para Galerías Laffayette o incluso El Corte Inglés, afirmó este miércoles Baraka.

Sean quienes sean las empresas que acaben desembarcando en el Edificio España, tendrán que conservar numerosos de sus elementos históricos como barandillas, letreros, escaleras o frisos (muchos de los cuales se salvan gracias al impagable trabajo de documentación de MCyP), todos en las planta baja. Un acuerdo final que demuestra, según Ecologistas en Acción, que considera “un gran ejemplo que se haya podido llegar a un acuerdo sobre un lugar que se estuvo a punto de demoler. Se puede y se debe mantener el patrimonio de la ciudad”.

Galería: los elementos que salvará el Edificio España

Galería: los elementos que salvará el Edificio España

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