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Presentación de la novela de Tesa, la chica que bailaba con los Zombies

tesa

Somos Malasaña

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La Movida es un periodo prolijo en símbolos e imágenes. Tesa, la chica que bailaba alocadamente en los Zombies, es una de esas imágenes inclasificables que aparecen una y otra vez en los clips de la época. Su figura, figurón en los ambientes del momento, también alimentó la leyenda del Madrid de la Nueva Ola e,incluso, sus cuadros figuraron en la mítica exposición de 1981 El Chochonismo Ilustrado, donde estaban los habituales de Casa Costus (Fanny McNamara, Alaska, Miguel Ordóñez. Carlos G. Berlanga, Tesa y los propios pintores). De repente, Tesa desapareció.

Vive desde hace años refugiada en la pintura y en la escritura, aunque en los últimos años su figura ha sido rescatada: actuando junto a su amado Bernardo Bonezzi en el disco de su reaparición (poco antes de morir) o con motivo del libro La mala fama, de German Pose. Incluso, su figura ha sido centro de un corto llamado Aliens.

Ahora Tesa saca a la luz una de sus novelas (asegura tener muchas otras en el cajón), se llama Serena a las once (Editorial Barret) y la va a presentar en El Penta el jueves 30 de noviembre. Estará acompañada de Jesús Ordovás, Germán Pose (que ha escrito el prólogo) y Ouka Leele.

Tesa Arranz 



(Valencia, 1960)



Ha dicho que se acostó con Paul Simonon, el bajista de los Clash, que Las Costus eran mentira (asegura que pintaban sobre diapositivas puestas en la pared), que Alaska no ligaba nada, que la heroína no fue tan mala y que por eso no se le puede culpar de todo. Se hizo famosa a los 18 años al formar parte del grupo Zombies, liderado por Bernardo Bonnezzi. Tesa apenas cantaba y bailaba a su manera, pero su presencia y su manera de moverse han quedado inmortalizadas como símbolos de la Movida. Con una sensibilidad artística fuera de lo común, Tesa, tras alejarse de ese alocado mundo, se refugió en la pintura y la escritura. Volvió a su Valencia natal y, entre cuadro y cuadro (en su mayoría, retratos de extraterrestres), ha escrito poesía y varias novelas, todas inéditas. Hasta la fecha, pues al fin se atreve a mostrar al público una de sus obras literarias con tintes autobiográficos.

Serena a los once







Serena se ha quedado huérfana, pero no está triste porque no congeniaba con sus padres, así que ¿por qué tendría que echarles de menos? Serena es práctica. Serena, que no es una niña muy normal, está más bien inquieta y expectante por el rumbo que pueda tomar ahora su vida. Serena tiene once años, la regla y tetas, aunque no por ello va a dejar que se las toquen (y eso que tiene tres novios). A Serena la llaman Pinki y siempre está pensando. Piensa, por ejemplo, que si su abuela se muriese sí que lloraría, porque no puede vivir sin ella. Sin embargo, a Serena no le gusta comerse el coco, aunque desde hace algunos días no para de hacerlo… porque se ha enamorado del novio extranjero y alcohólico de su querida tía, con quien ahora viven su hermano y ella.



«Se ve que mi primo nació ya con ganas de ser artista y se empeñaron en que fuera abogado, cuando no tenía ganas de serlo. Así que ni estudió ni nada, pero ya fue como si tu avión sale cuando tienes dieciséis y te hacen esperar a los dieciocho y a los dieciocho sigues esperándolo y un buen día te dicen que ya ha despegado hace dos años. Y, como hasta los dieciocho te has tirado dos años medio muerto y empezaste a tomar drogas para poder soportar la pena, luego, cuando cumples precisamente los malditos dieciocho, estás de drogas hasta las orejas. Mi primo se pinchaba y, de eso, es muy difícil salir».





Dónde: El Penta, calle La Palma, 4

Cuándo: jueves 30 de noviembre a las 20 h.

Cuánto: entrada libre (con invitación a cerveza y chuches ochenteras)

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