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Malasaña 2039: Airbnb llega al Convento de San Plácido
Alojarse unos días en las antiguas celdas de las monjas del Convento de San Plácido ya es posible a través de plataformas de alquiler temporal como Airbnb. Fundado en 1623, este lugar singular se abre por fin al turismo años después de la desaparición de las últimas hermanas que lo habitaron. Situado en la confluencia de las calles de San Roque y Pez era uno de los escasísimos reductos del barrio de Universidad-Malasaña que permanecía vetado a las pernoctaciones de los visitantes, característica que acentuaba aún más si cabe su anacronismo.
La falta de vocaciones religiosas había condenado a este edificio de la orden benedictina al abandono. Sin relevo alguno, la pequeña comunidad de nueve monjas octogenarias que se sabe que residía en él hace 20 años fue desapareciendo poco a poco envuelta en el secretismo propio de un lugar de clausura como éste. Después de más de un lustro de permanecer vacío, con los turistas regresará la vida al interior de unos muros repletos de leyendas.
La nueva puerta que se ha abierto por la calle del Pez es la que da acceso directo al amplio patio central en torno al cual se distribuyen unas celdas que datan de 1913, año en el que se reconstruyó en su totalidad el convento.
Reconvertir este espacio en lugar para el alojamiento turístico “va a significar su salvación”, según han declarado responsables locales y regionales de Cultura y Patrimonio, impulsores de una transformación que ha contado con el visto bueno de las más altas instituciones de la Iglesia y que se ha llevado a cabo gracias al acuerdo alcanzado con el fondo de inversión MPtB, que ha adquirido el derecho de explotación del negocio durante 30 años a cambio de asumir los costes de puesta en marcha del mismo, así como los de conservación del espacio que pudieran surgir durante el periodo de su gestión.
Desde la concejalía de Turismo del ayuntamiento de Madrid no pueden por menos que celebrar una iniciativa que “abre la puerta a una nueva oferta de alojamiento para quienes visitan la ciudad” y que “convierte en toda una experiencia el simple hecho de dormir”. Al mismo tiempo, recuerdan que alojarse en una zona céntrica sigue siendo la preferencia absoluta de los millones de turistas que pisan anualmente la ciudad y que ante la falta física de espacio para satisfacer la alta demanda existente se requieren nuevas soluciones imaginativas.
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