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Luz verde a los pantallones publicitarios en las fachadas de todos los cines y teatros

Pantalla publicitaria en los Cines Callao | CALLAO CITY LIGHTS

Somos Malasaña

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Del veto a los neones a la explosión lumínica en todo el centro de Madrid. El Ayuntamiento acaba de completar un giro de 180 grados en la política restrictiva que inició Gallardón en el año 2006 al intentar vetar cualquier exceso de luz en el centro de Madrid. Nueve años después, el Consistorio que ahora preside Ana Botella aprueba una normativa para permitir que cines y teatros del centro de Madrid -no solo los de Callao- puedan colocar pantallas con publicidad ajena, informa El País.

La medida permitirá en la práctica que zonas como el tramo de la Gran Vía que va de Callao a Plaza España o los alrededores de la glorieta de Bilbao se llenen de pantallas de tecnología LED, una práctica ya habitual en muchos lugares como en en Callao o en el exterior del Mercado de Fuencarral. Pero la diferencia que facilitará su expansión es que la normativa permitirá dedicar la mitad de sus imágenes a emisión de publicidad de terceros. El resto del tiempo servirán para promocionar sus espectáculos y anuncios institucionales. Falta por ver aún si el cambio de normativa municipal acaba afectando a la totalidad de las diez salas de teatro de Malasaña o solo se benefician las más cercanas a Bilbao y a Gran Vía.

Además, la normativa levanta la restricción a que estas pantallas vengan acompañadas de sonidos, y se añade que podrán usar “medios sonoros”, previa autorización, en los estrenos y actos comerciales en los que “resulte esencial”, informa El País. Lugares como Callao, donde siete de estas pantallas funcionan desde hace tiempo, podrán rentabilizar así al máximo su inversión al pasar por la zona -según sus cálculos- 113 millones de personas al año.

La decisión la ha tomado la concejalía de Medio Ambiente después de obtener un informe que explicaba que “la emisión dinámica de imágenes no tiene un impacto negativo ni en los viandantes ni en el tráfico”, pese a que cualquier viandante podrá comprobar el dolor ocular si mira fijamente a cualquiera de estas pantallas en su momento de mayor intensidad lumínica.

Política contradictoria

El Ayuntamiento que preside hasta las elecciones de mayo Ana Botella justifica su decisión en la defensa del entorno cultural existente aún en el centro de Madrid gracias a las salas de cine y teatro que aún resisten en la zona, y que desde 2004 han ido menguando en número a pasos agigantados (incluso Malasaña llegó a contar con 13 cines en sus calles). Ese año Gallardón aprobó una normativa que desprotegía los edificios que albergaban cines y permitía que se convirtieran en tiendas. El efecto fue brutal: Gran Vía perdió 24 de los 27 cines con los que contaba. Algo parecido estaba sucediendo con el teatro, especialmente después de la reforma que elevó al 21% el IVA cultural.

La defensa del cine y del teatro de Botella contrasta sin embargo con algunas de sus últimas decisiones: el pasado 12 de marzo su firma aprobó un plan especial urbanístico “para los locales del edificio de la calle de Fuencarral, 123”, los que albergaban los Cines Roxy, que ahora se convertirán en tiendas. Lo mismo hizo con otros edificios del centro como los Cines Madrid de la plaza del Carmen o los Cines Luna, que ahora albergan un gimnasio, un restaurante y en breve un hotel. En este último lugar, además, había otras opciones posibles: varios promotores culturales intentaron alquilar el espacio en 2014 para implantar allí un proyecto 100% cultural, pero la posibilidad de ampliar el gimnasio e instalar tiendas sin restricciones del Ayuntamiento evitó que cristalizara un nuevo teatro en la zona. Al final, la propuesta emigró del distrito y abrirá en los antiguos Cines Luchana con el nombre de Teatros Luchana.

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