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Lunch Box Restaurant & Tiki Room: ¡descubrimiento total!

Hamburguesa Boris Karloff

Malasaña a Mordiscos

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M. quería hamburguesas, yo estaba agotadis y no tenía ganas de nada… Pero, bueno, tras mirar la web del Lunch Box Restaurant & Tiki Room, me animé, la estética prometía. Así que allá vamos, a las 22.00, a cenar unas hamburguesas.

Aquí os dejo musiquita de fondo y estética hot propia para la ocasión

El local no defrauda en absoluto. A la entrada, la Tiki Room. ¿Sabéis en qué consiste un Tiki bar? Pues aquí os dejo el enlace con una explicación prolija de la cuestión. Y os resumo: es un establecimiento con estética exótica basada en una visión romántica de las culturas tropicales primitivas y, especialmente, la polinesa. Estos locales se caracterizan por incluir en su decoración máscaras de Dioses (Tiki es, para la mitología maorí, el primer hombre), palmeras, las que nosotros definiríamos como chicas hawaianas y ofrecer una amplia gama de cócteles con frutas tropicales y ron, entre los que hay uno que no puede faltar nunca, el Zombie. Este tipo de locales estuvieron muy de moda, en EE. UU., en los años 30 para después ir decayendo y resurgir en los años 90 y, ya veis, ¡en el 2000 están en pleno esplendor! Pues eso, en el Lunch Box la primera sala es para tomarse un cóctel en un ambiente exótico. La siguiente sala, donde se va ya a por elementos sólidos, presenta asientos acolchados tipo dinner, colores alegres, grandes murales (como en la parte del tiki) realmente chulísimos, al igual que las ilustraciones de su web (todo ello realizado por Roberto Argüelles, geniales) y, actualmente, una exposición muy guapa que comparten con los del Bar Verbena, también vecinos del Barrio (Calle Velarde 24).

Tú a Baltimore y yo a la Mancha” es el nombre de la exposición que os comentaba, realizada en colaboración con Susanita Little Gallery. En el Verbena tienen obras dedicadas a Almodóvar (nacido, como todos sabéis, en La Mancha) y en el Lunch Box a John Waters (originario de Baltimore). Dos directores que tiene muuuuuucho en común: películas transgresoras, chicas/os almodóvar-dreamlanders, un universo con estética propia y, por todo ello, se les dedica una muestra paralela. La expo muy original, llena de color y personajes retratados con fina ironía y estilo entre cómic, cubista en determinados retratos y pop. ¡Mola!

En el local, además de los preciosos murales con pulpos gigantes, zombis y grandes monstruos comedores de personas, tienen también un altarcito, en la zona de la tiki room, en el que destaca especialmente una bonita foto de Béla Lugosi. Cada detalle, la música… todo está perfectamente cuidado y pensado. Han conseguido crear un ambiente distinto y personal en estas épocas tan estandarizadas y en este barrio que va perdiendo personalidad por momentos. ¡Felicidades por ello!

Bueno, vamos a lo que vamos. Para beber M. pide una caña (2 €), la primera. Y yo, vista la oferta de 7 Dioses Tiki, véase 7 cócteles dedicados a divinidades, con propuestas como Molokai Mule -La máscara que lleves se reflejará en el espejo en el que te mires, Zombie - Si crees que la luna no ejerce poder sobre ti, es que te consideras más poderoso que el mar, me decanto por uno de ellos, el Barón Samedi (8 €)- La boca del tiburón tiene el tamaño de tus miedos (me gusta la temática). Es un cóctel de zumo de lima, granadina, soda, Pernod (anís) y ron. La caña estupenda, Estrella Galicia. El cóctel viene servido en un gran vaso de cerámica en forma de Dios tiki hasta tal punto kitsch que resulta encantador (vasos hechos ex profeso para el local, que conste) y de sabor, rico, puntito ácido puntito dulce y el Pernod le da un toque fresco original, nada de gusto a anisazo.

Los nombres de los platos de la carta son un auténtico despliegue de medios para los amantes del cine en general y de las pelis de culto en particular: Dean Martin, Vincent Price, Marlon Brando, Ava Gardner, Tura Satana, Christopher Lee, Leonard Nimoy aka “Sr. Spock” y mucho más.

Nosotros de primero pedimos unas patatas tiki (6,50 ). Patatas con queso, bacon y salsa especial, sabrosas, totalmente caseras, el bacon le daba el punto crujiente y el queso creaba una amalgama llena de sabor. Presentaban a parte una salsa con un toquecito picante y ketchup. Un entrante-picoteo muy propio de un local american style.

Luego tocan las hamburguesas, nos decantamos por las sugerencias de la casa. M., tras pedir otra caña, solicita una Boris Karloff (9 €), 180 g de ternera gallega con queso provolone, salsa chimichurri, cebolla roja (supongo que esta vincula el nombre del actor con el plato, por el color rojo sangre y el terror), tomate y mezclum. Todo ello acompañado de patatas caseras y ensalada. Resulta jugosa, el pan muy original, parece pan de leche, y la combinación del queso con la salsa chimichurri ¡va fenomenal! Realmente buena.

Yo, que siempre quise tener una Harley, elegí una Dennis Hopper (9 €, ya, ya sé que es absurdo pensar que comiendo una hamburguesa con el nombre de uno de los actores de Easy Rider va una a sentirse más libre, como si fueras por una carretera interminable de EE. UU. disfrutando del sonido de tu moto y de paisajes magníficos, pero esas fueron mis conexiones). Bueno, paso palabra, esta hamburguesa lleva 180 g de ternera gallega, queso Cheddar, tomate, mezclum, bacon, salsa barbacoa y un aliño de encurtidos: cebolleta, pepinillos y aceitunas. Con la misma guarnición que la anterior. Aquí estoy segura que es la salsa barbacoa, tan americana ella, la que sirve de vínculo con el protagonista del plato. Excelente, jugosa, mezcla de texturas muy lograda y un punto entre dulce y ácido delicioso. Buenísima. Y con los Humberts Boys ahí puestos que nos felicitan las fiestas, diciendo que el 2015 va a ser un gran año. Yo les pregunto “¿por qué?” y se ponen, una vez más, a la defensiva. Me dicen que si no tengo un poco de ilusión, que la vida está llena de cosas bonitas y no sé qué rollos más. ¿Y qué tiene todo eso que ver?, me pregunto. Yo simplemente quiero un hecho concreto que pueda llevarme a pensar que 2015 va a ser un gran año, no estoy hablando de pesimismo, ni de realismo, ni de ilusiones, ni historias, simplemente quiero que me digan el porqué, ¿por qué va a ser un gran año? Bueno, nada, no hay manera, una vez más se van ofendidos. No hay comunicación, está claro.

Contentos con el ambiente, con la cena, con la música, con la estética general del local, hablamos con el chico que nos atiende, David, uno de los propietarios, que es francamente encantador. Nos cuenta que llevan ya 4 años abiertos (y nosotros sin enterarnos, ¡qué mal!). Que es gallego, de Vigo, yo le digo que yo soy asturiana y, no sé cómo, se llega a la conclusión de que los asturianos estamos más alcoholizados que los gallegos (evidentemente no puedo rebatir, me acabo de tomar un Barón Samedi y me tomaría otros tres tranquilamente, por lo que no estoy en posición de llevar la contraria…). Nos comenta que cada domingo final de mes montan una sesión de “pulpo & rock por la patilla”, en diciembre se llama “La Fiesta del Tentáculo” y nos invita a que vayamos. Tentadorísima invitación pero, para esas fechas, estamos ya cada uno en un punto geográfico diverso… Nos lo apuntamos para próximos domingos fin de mes. ¡Gran iniciativa! Nos habla también de los vídeos de promoción del Lunch Box que tienen en su web, en los que él participa. Los miro y ¡¡¡están geniales!!!, aquí os dejo uno de los vídeos:

http://vimeo.com/92636761

Bueno, seguimos con lo nuestro, de postre nos ofrece una tarta helada de chocolate con almendras (3,50 €), está realmente helada (ñe, ñe, ñe) pero, una vez ya templada, al calor de la luz, está correctis.

Pues, lo dicho, un sitio para no perdérselo y para volver y volver y volver. Buena calidad, buen precio y ¡fantástico ambiente! Un establecimiento realmente diferente, original, alegre… ¡¿qué más se puede pedir?!

Y, bueno, se acaba el año y quiero desearos (desearme) un 2015 chulo y, sobre todo, divertido (como este lugar del que os hablo hoy y al que pienso volver a probarme todos sus Dioses Tiki). ¡Esta año me pido un mínimo de 750 sonrisas de las de verdad!

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