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Luna 8, un nuevo caso de vecinos acorralados por apartamentos turísticos

Edificio del número 8 de la calle Luna | SOMOS MALASAÑA

Antonio Pérez

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El edificio del número 8 de la calle Luna, en la misma plaza de Soledad Torres Acosta, cuenta con 30 estudios de entre 36 y 38 metros cuadrados cada uno. De ellos, 12 son propiedad de una misma mercantil, Blue Bright SL, que los explota como viviendas de uso turístico, según denuncian desesperados quienes residen en el inmueble, hartos de soportar ruidos, llegadas a deshoras, usos inadecuados de los elementos comunes y un tránsito constante de personas desconocidas.

Es sólo un ejemplo más del día a día que padecen muchos de los habitantes de Centro, el distrito que más sufre esta actividad ilegal; un ejemplo más de cómo en Madrid se acorrala al residente ante la mirada de una administración que se mueve de una forma mucho más lenta de lo que exige el problema de los apartamentos vacacionales.

En Luna 8 son sólo cuatro los propietarios que viven en el edificio y todos de avanzada edad. En otras 14 viviendas hay inquilinos con contratos de larga duración y en el resto de pisos, gente de paso. Desde hace dos años esta comunidad comenzó a denunciar la actividad económica de alquiler turístico que Blue Bright SL viene realizando en ella. Como resultado de estas denuncias y, según ha confirmado a Somos Malasaña la citada empresa, el Ayuntamiento habría remitido notificaciones de cese de actividad a cinco de las 12 viviendas que posee en el edificio, aquellas en las que inspectores municipales habrían logrado demostrar que se ejerce ese alquiler turístico que el Plan Especial de Hospedaje declaró ilegal.

El administrador único de Blue Bright SL es Juan Ignacio García Lazarraga, quien heredó los pisos que posee en Luna 8. En conversación telefónica con este periódico, García Lazarraga desmiente que su empresa alquile a turistas los inmuebles que posee y alega en su descarga que, en todo caso, sería cada una de las personas con las que tiene firmado un contrato de alquiler de larga duración en esos pisos las que estarían ejerciendo dicha actividad “sin su consentimiento”. Al mismo tiempo, afirma haber iniciado los trámites correspondientes para finiquitar el contrato que tiene firmado con los inquilinos de los cinco pisos en los que el Ayuntamiento ha notificado ceses de actividad.

Sin embargo, los vecinos de Luna 8 afirman no conocer la existencia de esas 12 personas a las que García Lazarraga dice tener alquiladas en régimen de larga duración y están convencidos de que no existen. Sostienen que todos los apartamentos de este propietario los está explotando Blue Bright SL como viviendas turísticas y aseguran que ni tan sólo están acondicionados para largas estancias, puesto que algunos de ellos carecen de mesa, sofá y cosas por el estilo, presentando una pequeña cocina americana, un aseo y poco mobiliario más aparte de las camas.

La presencia de una empresa de limpieza, al estilo de las camareras de piso de cualquier establecimiento hotelero, también delata la actividad turística en las propiedades de Blue Bright, según los vecinos. Tampoco es difícil encontrarlas en anuncios de portales online de reservas de alojamientos vacacionales, donde vemos que se alquilan desde 51 euros la noche.

La comercialización del alquiler turístico de los pisos de García Lazarraga la llevan distintos intermediarios. Somos Malasaña ha podido hablar con personal de uno de ellos, Babel Guest House, una casa de huéspedes de alojamientos baratos con sede en el número 30 de la calle San Bernardo. Dicho personal ha confirmado a este periódico su gestión, asegurando seguidamente que dejarán de trabajar con estos apartamentos en parte por las quejas que están teniendo por parte de la comunidad de vecinos.

(Imágenes de dos de los apartamentos de Blue Bright SL extraídas de Booking.com, donde se anuncian desde 51 euros por noche)

Según declara tanto la presidenta como la vicepresidenta de la comunidad de Luna 8, a Blue Bright SL o a García Lazarraga, tanto da, “sólo le importa obtener el mayor beneficio económico de los pisos” que posee y le da igual las molestias que su actividad genera en el edificio y en la vida de sus habitantes.

“En el portal, la presencia de gente con maletas es constante y algunos esperan hasta 1 hora a que llegue alguien a entregarles las llaves. Muchos de ellos piensan que en algún piso del edificio habrá una especie de recepción de los apartamentos turísticos, porque no saben bien a dónde vienen, y comienzan a llamar a todos los timbres, sin importarles la hora que sea, en su busca. Luego, además, durante la estancia de estas personas no hay nadie que vigile y es frecuente que en lo que se alquila para dos personas se acaben metiendo hasta seis con colchones hinchables que durante el día suelen dejar en los pasillos comunes del edificio, al no caber materialmente en los 36 metros cuadrados donde se alojan”.

Al parecer, García Lazarraga sí tendría inscritos sus pisos en el registro de viviendas turísticas que estuvo funcionando en Turismo de la Comunidad de Madrid ante el limbo en el que se movía este sector, un trámite que en la actualidad es papel mojado. Este multipropietario declara no tener actualmente trato alguno ni con los vecinos de Luna 8 ni con el administrador del inmueble y afirma que sobre lo relacionado con la supuesta actividad de alquiler turístico que se da en sus propiedades sólo responderá ante el ayuntamiento.

La vicepresidenta de Luna 8 asegura que la última vez que García Lazarraga acudió a una junta de vecinos, hace no menos de tres años, la única respuesta que le dio directamente a ella cuando le expuso los problemas que para el desarrollo normal de la vida de la comunidad suponía la actividad de alquiler de corta duración que estaba llevando a cabo en sus inmuebles fue la de decirle que si le molestaban los ruidos vendiera su apartamento y se marchara del edificio.

Los vecinos se preguntan qué más pueden hacer para tratar de acabar con una situación que les hace la vida imposible y lamentan que el Ayuntamiento no tenga, cuanto menos, la capacidad de imponer multas económicas una vez que comprueban que se está produciendo una actividad ilegal en un edificio residencial. La avanzada edad de algunos de los residentes de Luna 8 hace que aumente aún más, si cabe, la indefensión que dicen sentir.

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