'Lifting' vacacional para la Virgen de Malasaña

La tarde del pasado 30 de julio Malasaña se quedó sin su patrona católica: la imagen de la Virgen de las Maravillas abandonó su templo, ubicado junto al Dos de Mayo, para ser restaurada. La fotografía del traslado tenía tintes berlanguianos: la gran talla de madera fue introducida por el personal de la iglesia en el maletero de un coche, con no demasiada protección y en dos partes, ante la sorpresa de los viandantes que por allí pasaban.

Pese a lo aparatoso del traslado, hay que reseñar que la imagen de la virgen no tiene un valor similar al de otras obras que alberga su iglesia: se trata de una copia de la que llegó al lugar en el siglo XVII, elaborada por el escultor Federico Coullaut-Valera. La Virgen de las Maravillas original, cuya rocambolesca historia merece punto aparte (es posible leer aquí un buen resume, milagros incluidos) acabó siendo trasladada a la calle Príncipe de Vergara con la desaparición del convento que ocupaba la ahora Plaza del Dos de Mayo a finales del XIX y acabó destruida durante la Guerra Civil.

A modo de breve explicación, diremos que la imagen era conocida como Virgen de Rodaviejas pero que al llegar a Malasaña perdió esta denominación en favor de la de Virgen de las Maravillas, que aún conserva. El motivo es la escultura de niño que le pusieron en su regazo, que fue encontrada -cuenta la leyenda- por las monjas del convento sobre unas flores de maravillas (también conocidas como caléndulas). Con el tiempo, el niño de las maravillas acabó pasando el nombre a su madre.

La popularidad de la Virgen de las Maravillas es todavía grande en Malasaña. Aún se sigue celebrando su festividad -el 2 de febrero- con chocolatada gratuita para los vecinos del barrio y recientemente una empresa que fabrica elementos decorativos dedicó una de sus esculturas a la patrona.

Una virgen restaurada para un templo casi 'nuevo'

Una virgen restaurada para un templo casi 'nuevo'

La Virgen de las Maravillas está pasando el mes de agosto en un taller de reparación y volverá en septiembre a una Iglesia de las Maravillas muy cambiada: por lo pronto, el templo ha perdido la categoría de parroquia que ganó hace más de un siglo (toda su actividad administrativa ha pasado a la parroquia de San Ildefonso, ahora también apellidada de los Santos Justo y Pastor).

Además, el equipo parroquial se marcha y un grupo de católicos dedicada especialmente a los pobres y desfavorecidos, la Comunidad de Sant’Egidio, se encargará de su gestión desde el 1 de septiembre, día en el que ofrecerá la primera eucaristía después de que el templo haya permanecido en agosto cerrado para favorecer el cambio.

Los nuevos responsables de la iglesia -el relevo ha sido ordenado del Arzobispado de Madrid- se encontrarán con un templo completamente restaurado, después de 14 meses de obras para renovar tejado, fachadas y otros elementos de la edificación que es de titularidad municipal, un extraño caso dentro de la capital.

Lo que no está aún confirmado es si la comunidad utilizará las dependencias parroquiales que dan a la calle del Dos de Mayo y la conocida como Casa del Cura, con varios pisos de altura y salida a la Plaza del Dos de Mayo. Será el Ayuntamiento de Madrid, en colaboración con el Arzobispado, el que tendrá que decidir este extremo o lo dedica a otros menesteres municipales.