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Las vidas pasadas y comunitarias de San Bernardo 68, el ¿futuro? edificio de bomberos

Exterior e interior del anterior edificio de San Bernardo 68 (Sanitas)

Luis de la Cruz

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El solar de San Bernardo (en la esquina con la calle Palma) es ya un recuerdo lejano. El característico color mostaza del aislante en la medianera del edificio contiguo ya está dando paso a un edificio pensado para albergar un parque de bomberos y una base del SAMUR. Por su mala ubicación, estas instalaciones no son bienvenidas ni por los vecinos ni por los propios bomberos, y su uso es reclamado por el tejido asociativo del barrio como el lugar que puede mitigar la falta de espacios vecinales en Malasaña. En cualquier caso, aún no está claro el uso que se dará a las plantas superiores.

Hemos hecho una autopsia al espacio de San Bernardo 68, hoy en construcción, para constatar que ha albergado, desde hace más de un siglo, distintas instituciones educativas, comunitarias y sanitarias. Llegó a ser, incluso, objeto de cesión pública.

Desde el siglo XIX, San Bernardo 68 aparece asociado a la Universidad Central, con la que te podías topar al cruzar la calle, y como bloque de viviendas de cierta categoría o edificio comercial.

En 1901 albergaba un almacén de papel de la universidad. Antes, en 1895, según la Guía Oficial de España, vivía allí Salvador Muro, jefe del negociado de la Administración de Cuba, Puerto Rico y Fernando Poo, perteneciente al Ministerio de Ultramar. Como era costumbre en la época, las viviendas serían más caras según la altura (no era lo mismo un entresuelo que un principal, las clases sociales convivían en aquellos edificios). En el 2º Derecha, por ejemplo, admitían huéspedes. Entre los comerciales podríamos citar al peluquero y confeccionador de postizos agremiado Esteban Albert, hacia 1876, según la Guía del Peluquero.

Pero el establecimiento de San Bernardo 68 de mayor importancia, a caballo de los siglos XIX y XX, fue la Academia Pensión Cervantes, que se anunciaba en prensa. Recibía estudiantes de provincias y los preparaban por libre para el bachillerato o para distintas oposiciones públicas. De las numerosas descripciones de los anuncios podemos deducir que usaba el patio, tenía jardín, aulas y habitaciones.

Desde 1912, el número 68 de la calle de San Bernardo albergó el Centro Instructivo Protector de Ciegos, una institución benéfica a la que el Estado cedió el espacio a través de la Junta Provincial de Protección a la Infancia y Represión de la Mendicidad. El Centro Instructivo había sido fundado en 1894 por el músico ciego Nicasio del Hierro López en la vecina calle de Santa Brigida. Después pasó por la calle San Mateo y por la Castellana, para recaer al fin en San Bernardo 68. Los niños ciegos que acogían estudiaban música, asignaturas de cultura general, labores, cestería... Recibió desde el principio apoyos de gente importante de la sociedad madrileña del momento, por ejemplo, de Carolina Mahou, de la familia cervecera del barrio, que impulsó una importante biblioteca de Braille que se convertiría en ambulante, llevando los libros para ciegos a distintas provincias.

En el Centro de Ciegos, como también era conocida la institución, se daba educación a los invidentes, que era un colectivo que tradicionalmente caía en la mendicidad, y los vecinos del barrio se beneficiaban  de la actividad desarrollada en el centro, con conciertos de música clásica a cargo de las damas benefactoras asociadas o de los alumnos. Se celebraban también exposiciones de fin de curso, en los que estos mostraban sus evoluciones.

Hemos encontrado actividad de este centro hasta 1927, aunque no era el único establecimiento en el inmueble. Hubo, por ejemplo, una carnicería, además de viviendas. Hacia 1928 hemos encontrado noticia de la Confitería y Pastelería de Agapito Pérez, del que se decía que era uno de los establecimientos más antiguos y más prestigiosos del distrito. Las pastas eran su especialidad y se servían en bandejas a domicilio.

A partir de junio de 1931, durante la Segunda República, en el inmueble que había entonces en San Bernardo 68 se podía encontrar la Casa de la República, común a los distintos partidos republicanos y a los distritos de Universidad, Hospicio y Chamberí. Allí se llevo a cabo una importante actividad política y cultural. Pasaron importantes figuras de la época, como la vecina Carmen de Burgos Colombine, en conferencias de la Liga internacional y Cruzada de mujeres españolas, que tuvo allí su Ateneo Popular.

Simultáneamente, se podían encontrar allí los talleres y la redacción del diario conservador La Época, que sería incautado durante la guerra para albergar a las Milicias del Partido Sindicalista de Ángel Pestaña, que editaron allí su periódico, El Sindicalista.

Precisamente un anuncio en La Época nos describe un gran local disponible: “un segundo con 21 habitaciones y 15 balcones a dos calles, cuarto de baño y calefacción individual”. Sin duda, se trataba de un caserón imponente. Y más. También en los años 30, el Jardín Florita, que vendía plantas y árboles frutales, quizá haciendo uso del patio.

Poco aparece después San Bernardo 68 en la hemeroteca: allí estuvo la elegante casa Calyflor, o las oficinas del Opus Dei en los cuarenta; la editorial Rollán en los cincuenta o un centro médico, que aparece en los papeles a propósito de numerosas esquelas y vecinos que fueron trasladados a la Sacramental de Santa Justa para ser enterrados. En algún momento, el edificio que entonces ocupaba la ubicación enfermó de aluminosis y fue derribado, tras ser adquirido por el Ayuntamiento de Madrid, a través de una permuta con Sanitas en el año 2003, que obtuvo a cambio el terreno en el que hoy está su clínica de San Chinarro.

¿Cuáles serán las próximas vidas de San Bernardo 68? Los vecinos reclaman que quede ligado a la vida comunitaria y cultural del barrio y que, en ningún caso, sea parque de bomberos dada su proximidad con tres centros educativos, dos ambulatorios y una residencia de ancianos, entre otros factores que desaconsejarían ese uso para el mismo.

Francisco Javier Gimeno Martin

Gran trabajo de investigación. Lástima que no hayan contrastado bien con los vecinos (ej. plataforma maravillas, donde se proponen otras alternativas) el descontento que produciría la ubicación de un Parque de bomberos+Samur en este edificio. No se reclama el uso de los pisos superiores para dotaciones sociales sino la deslocalización determinante de un Parque de bomberos en la confluencia de la calle Ancha de San Bernardo (donde precísamente se estrecha en un cuello de botella) con La Palma. Las razones son muchas ,definitivas y creo que conocidas por este diario. Saludos.

Luis de la Cruz

Hola Francisco Javier. Hemos editado el texto para matizar que, efectivamente, se reclama el uso de todo el edificio. Las razones que apuntas del descontento quedan explicadas en otro artículo que enlazamos en éste. Un saludo y muchas gracias por los apuntes.
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