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Las obras de Divino Pastor casi acaban con Miguitas, uno de esos comercios de barrio a los que siempre se quiere ayudar en los programas electorales

Imagen que demuestra cómo acceder a Miguitas es casi un imposible, con su acera cortada, lo mismo que el acceso en coche a la calle y la otra acera a menudo llena de materiales de construcción

Antonio Pérez

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Miguitas fue la primera pastelería para mascotas que se abrió en España y, pese a la buena marcha del negocio, ha tenido que cerrar su sede de la calle Divino Pastor 7, en la que llevaba desde sus inicios, hace cerca de seis años. Por suerte ha podido encontrar otro local en el barrio donde trasladarse en la calle Noviciado 9 esquina con Amaniel. El cambio no ha sido voluntario sino que ha estado provocado, principalmente, por el agujero de cerca de 200.000 euros que le ha ocasionado las dos grandes obras que se han estado realizando en los edificios que flanqueaban el establecimiento, según denuncia su propietaria Charo Ana.

Si hace unos días denunciábamos en un artículo el perjuicio que la construcción de un hotel de lujo en San Bernardo 48 está causando a cuatro pequeños negocios vecinos, uno de los cuales ha tenido que cerrar ya, el de Miguitas viene a ser un ejemplo más del maltrato que sufre el comercio de proximidad en determinadas circunstancias y la fragilidad e indefensión de ciertos comerciantes de proximidad ante licencias que, aunque legales, pueden hundir su modo de vida.

Cuenta Charo Ana que su establecimiento ha malvivido meses encajonado entre dos obras gigantestas que incluso cortaban el acceso peatonal a la calle y que durante ese tiempo el cliente que acudía físicamente a su tienda bajó entre un 60% y un 80%. Además, asegura que era frecuente que camiones de grandes dimensiones, sobre todo de la obra del número 5 de Divino Pastor, donde se levantan viviendas de lujo en lo que fue un antiguo garaje, ocuparan la acera de su establecimiento para maniobrar, impidiendo no sólo entrar sino, a veces, salir a los clientes que estaban en el interior de la tienda, bloqueándolos durante varios minutos.

Son más de 12 las situaciones y hechos irregulares que han acabado siendo denunciadas a la Policía. Según Ana, en una ocasión se amenazó a la constructora con la paralización de las obras, cuando cascotes de cemento y maderas cayeron sobre el patio trasero en el que Miguitas tenía instalado su obrador. “El acoso llegaba por delante, por detrás y por ambos lados. Ganadería (equivalente a Sanidad en los negocios de comida para animales) llegó a advertirnos de que nos pararía la producción si no solucionábamos el problema de filtración de polvo que veníamos sufriendo a causa de las obras y que amenazaba con contaminar el producto que elaborábamos”.

Charo Ana protestó ante los responsables de unas obras que, según qué días, impedían incluso el aprovisionamiento del local o la carga y descarga; comunicó su caso al Ayuntamiento, acudió a los tribunales, denunció ante la Policía reiteradamente, documentó lo horrible de su día a día con imágenes y vídeos... y al final se ha visto obligada a tirar la toalla. Cuando más desesperada estaba apareció la oportunidad de alquilar otro local en la zona y no dudó en cambiarse.

“El negocio funcionaba muy bien y por ese motivo es por el que no nos hemos hundido, por mucho dinero que nos haya costado esta situación en la que nos hemos visto envueltos y el tener que marcharnos a otro local que hay que acondicionar por completo, pero es indignante tener que enfrentarte a cosas así y no contar con ningún tipo de ayuda. El pequeño comercio, por si fuera poco, está a merced de imprevistos como las obras que hemos sufrido y a nadie parece importarle. No hay un sitio donde acudir a protestar y hallar soluciones. Ojalá sirva de algo hablar de casos como el mío y del de compañeros comerciantes como los de San Bernardo 46. A ver si alguien toma nota y cartas en el asunto”, concluye.

Muerte Vísceras y Tripas

¿Un agujero de 200000 euros? Pero cuánto manejan en este negocio. Muy de barrio no me parecen esas cifras de locura.
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