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Las noticias de 2016 en Malasaña: movilidad, efecto Airbnb, debate y cambio

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Diego Casado

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Si tuviéramos que resumir en una palabra el año 2016 en Malasaña utilizaríamos sin dudar la palabra debate. Porque a lo largo de este año que ahora acaba se han vivido intensas discusiones sobre muchos aspectos de la ciudad que no funcionan o que se están quedando anticuados y necesitan de una nueva visión que les dé forma.

Debate ha habido, y mucho, en torno a la movilidad en Madrid, sobre todo en su zona centro. No solo por el protocolo anticontaminación de estos días, sino también por el establecimiento del futuro APR de Centro, el cierre al tráfico de paso o las semipeatonalizaciones de calles de Malasaña como Palma o San Vicente Ferrer, sin olvidar pequeñas decisiones que motivaron algún quebradero de cabeza a los conductores, como las miles de multas que cayeron a los conductores que pasaron por Leganitos indebidamente y, en el apartado positivo, el cambio a mejor que experimentó Amaniel con una simple modificación del sentido de la entrada desde Plaza de España. En este contexto, desde Somos Malasaña recordamos cómo arrebataron los coches el espacio a los peatones hace décadas y cómo ahora se intenta recuperar con llamativos proyectos como el ensanche de aceras en Gran Vía. La movilidad también dejó este año unas obras interminables, las de la línea 1 de Metro, que dejó sin transporte público a cientos de miles viajeros durante cuatro meses, los últimos bien entrado el otoño.

Con la llegada del frío (o tal vez con la llegada del nuevo contrato de reciclaje) se ha atemperó la discusión por la limpieza en el centro de Madrid, que llegó en verano a cotas máximas. El debate también estuvo acalorado durante el periodo estival en torno a los espacios públicos: el que ocupaban las terrazas ilegales y el que no ocupaban los vecinos, que reclamaban al Ayuntamiento algún lugar en el que desarrollar sus actividades después del expolio municipal de los últimos años. Finalmente, el consistorio aseguró al tejido social de Malasaña la Casa del Cura, después de un acuerdo con el Arzobispado de Madrid. En el ámbito de la incertidumbre están todavía los usos para las plantas superiores del nuevo parque de bomberos (que no llegó a abrir en 2016 pese a lo que anunció Carmena en su visita al barrio) y qué pasará con el Solar de Antonio Grilo, donde la Comunidad dice que quiere instalar un centro de salud.

En esta discusión sobre los espacios estuvo metido de lleno el Patio Maravillas, un colectivo que sigue reclamando sitio después de años aportando actividades gratuitas para el barrio, que le granjearon el apoyo de comerciantes, vecinos y colegios, y al que el Ayuntamiento -que se suponía afín- ha ninguneado hasta el punto de conceder uno de los edificios que prometió a la Embajada de México.

Efecto Airbnb e infraestructuras

Efecto Airbnb e infraestructuras

Durante 2016 también pusimos el ojo informativo sobre uno de los temas que se han de abordar en 2017: el efecto Airbnb y sus consecuencias para el barrio, que está cambiando a pasos agigantados debido a que más de 1.100 viviendas se han convertido en alojamiento turístico encubierto, con la consiguiente expulsión de vecinos de toda la vida que no pueden pagar unos alquileres que suben a un ritmo trepidante. Para ayudar al análisis del problema, charlamos ampliamente con varios expertos sobre vivienda y turistificación y añadimos nuestro propio punto de vista documentado.

Un elemento fundamental para evitar esta turistificación es la llegada de nuevas infraestructuras más amables para el barrio. La principal de ellas, el parque más grande de Malasaña, se retrasó tanto que habrá que esperar a 2017 para verlo. Pero la buena noticia es que el diseño de los Jardines del Arquitecto Ribera -actualmente en obras- fue mejorado y consensuado con los vecinos y votado, durante un proceso inédito en el distrito Centro. También tuvo lugar la apertura de un nuevo centro deportivo municipal en Barceló que aumentó una oferta en instalaciones para el deporte todavía muy pobre en Malasaña.

En este resumen de lo que pasó en el barrio es necesaria una mirada al apartado de sucesos, con el accidente de una joven en el túnel de metro entre Tribunal y Alonso Martínez, un grave atropello en Alberto Aguilera (justo donde después empezó a multar un semáforo foto-rojo), un loco acuchillando a quien se encontró por el camino en la Corredera de San Pablo, el robo del busto de Clara Campoamor y la proliferación del timo del infarto, que acabó con el arresto de su protagonista. También hay que destacar, en lo negativo, dos homicidios (ambos en el entorno de San Bernardo), además de un hombre acribillado a tiros en su propia casa. La última de estas muertes, sin embargo, tuvo una cara positiva, la de los vecinos de Jesusa Victoria, que se movilizaron para salvar de la perrera a Martina, su mascota huérfana, a la que incluso pagaron sus gastos veterinarios.

Este ejemplo de solidaridad no es ni mucho menos el único en Malasaña, barrio habitado por mucha gente generosa que no duda en ofrecer su tiempo, pertenencias o dinero en favor de los necesitados. Varias organizaciones religiosas de base han destacado en este aspecto, con la apertura de un comedor social para cenas de los sintecho, por ejemplo, o convirtiendo la iglesia del barrio en un gran comedor el día de navidad. Sin olvidar la labor de la Hermandad del Refugio (que, sin embargo, cerró inexplicablemente su residencia de Pez) o de los Hare Krishna de Espíritu Santo y su Food for Life diario. También los vecinos, a través de la Plataforma Maravillas, quisieron ser solidarios con el drama de los refugiados y donaron gran parte de los beneficios de las fiestas del barrio para ellos.

Más fiestas y mucha cultura

Más fiestas y mucha cultura

Estas fiestas, las del Dos de Mayo, recuperaron este año su carácter nocturno después de muchos años de trabajo vecinal por recuperarlas. Se organizaron actividades culturales, conciertos, carreras, concursos... gracias a la unión de vecinos, comerciantes y hosteleros, en colaboración -por primera vez, desde hace mucho- con el Ayuntamiento. También se celebró por todo lo alto San Antonio en Pez y se acogieron muchas otras iniciativas recreativas y culturales.

Este periódico también puso su granito de arena en este ámbito con la organización de la quinta edición de Malakids!, el mayor festival madrileño para familias, además de la tercera de Coctelsaña, con gran éxito de crítica y público. Además, Somos Malasaña también organizó (con la ayuda de MSAP) el primer ¡Pinta Malasaña! con un resultado artístico notable y, sobre todo, una respuesta masiva del público, que llenó las calles del barrio un domingo de abril como nunca antes se había visto. Para el recuerdo quedan las numerosas fotografías que se sacaron de artistas y obras y la Galería de Bolardos, apodo que tiene desde ese día la pequeña Galería de Robles, ahora transitada por curiosos en busca de piezas artísticas originales sobre estos elementos antes grises del mobiliario urbano.

Estas y otras celebraciones han ayudado a convertir a Malasaña en uno de los principales referentes del ocio en Madrid, con la llegada de más visitantes al barrio, entre ellos también famosos como Sarah Jessica Parker (de compras en varios comercios alternativos), Matt Bellamy y los Muse (en un bar de la zona de Pez) o la propia reina Letizia, que ya ha fijado a Malasaña como una de sus zonas favoritas de la capital para salir. Menos celebrada fue la visita al barrio de una manifestación de neonazis, que buscaban provocar a los habitantes de un barrio rico en diversidad y que fueron recibidos con cánticos, huevazos y besadas gays como respuesta a su intolerancia.

El 2016 también fue un año de despedidas de comercios míticos: significó el adiós del Restaurante Lara de la Corredera después de 36 años sirviendo comidas, o el cierre de Alimentación Relloso, que con sus bocadillos despachados en la calle Palma alimentaron a tantos jóvenes en Malasaña.

Y queremos finalizar este resumen con otra despedida: la de Sonia del Amo, que se marchó un caluroso martes de septiembre, víctima de una enfermedad fulminante, y que dejó a medio Malasaña huérfana de su música, de su energía y de sus ganas de hacer barrio. Para ella, nuestro más emocionado recuerdo: siempre te llevaremos en nuestro corazón.

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