Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

La Pajarita: cocina de autor a precio de menú de bodega

pajarita-portada

Diego Casado

0

Hace un tiempo, cuando me lancé a escribir este blog, un buen amigo me dijo: “Protasio, si vas a hablar de menús del día, tienes que probar el de La Pajarita; es el mejor de Malasaña”. Al instante se me hizo la boca agua y a la vez me dio pavor de que tan altas expectativas condujeran a un fracaso irremediable, pero allí que me encaminé la semana pasada para probar esos platos de los que tan bien hablaban.

El local está en la calle Apodaca, en los límites de Malasaña (algunos dirán que eso ya no es el barrio, pero en la web de La Pajarita dicen que sí y yo me lo creo). Es un restaurante pequeño, de cuidada decoración minimalista con maderas y azules, mesas pequeñas y servilletas en forma de pajarita sobre ellas. Al sentarse ya te encuentras con la primera declaración de intenciones: la pajarita está sujeta con unos palillos, el único instrumento que necesitarás para comer, si quieres prescindir del cuchillo (y no tomas sopa).

El menú del día que ofrecen, al asequible precio de 10,95€, está compuesto de varios platos fijos y otros que van rotando. Consta de un pequeño aperitivo, dos platos principales y postre, además de pan y bebida. Las raciones no son muy grandes pero lo cuidado de la elaboración, presentación y esmero aplicado a cada ración compensa por completo.

Para abrir boca mi acompañante y yo pedimos un edamame con galleta y una zanahoria bastante original. El edamame está buenísimo. Es una crema con suave sabor a cítricos y crujiente galleta. Se come casi de un bocado y te deja con ganas de más (ojalá este plato en ración de galletas para dipear, por favor).

La zanahoria está crujiente y se sirve cubierta con un yogurt que le da un toque bastante ácido. Lo más curioso de este entrante es la suave sal que la acompaña, hecha con la propia zanahoria  Un virtuosismo inesperado que avisa de lo que viene después.

Como plato principal apostamos por la crema de champiñón y el Un dos tres Malasaña, que para mí es uno de los descubrimientos del local. La crema, bastante líquida, lleva queso de cabra fundido por encima y calabacín. Es el queso el que le da el toque salado y sabroso, pero llegar sin molestar. Va adornada con cebollino y con unos hilillos que no acierto a adivinar hasta que la camarera -muy amable en todo momento- me informa tras preguntar en cocina que se trata de ito togarasi, un fino chile seco. De ahí el sabor picante que le salía al caldo.

El Un dos tres Malasaña es un plato curioso, a base de patatas fritas y en tres fases. El modo de empleo es el siguiente: se toma una de las patatas (fritas con piel, crujientes, de gran tamaño y con poco aceite) y se moja en el cuenco central, que tiene un huevo cocido a 65ºC, casi líquido. Después se pasa por el otro cuenco, lleno de unos polvos elaborados a base de mezclar y machacar kikos con torreznos. Vamos, que el plato es una guarrindongada de libro, pero está buenísimo y apetece hacerlo en casa (aunque no sé muy bien cómo voy a reproducir estas patatas tan bien hechas). Además, es un comodín estupendo para el comensal que piense que se va a quedar con hambre, porque las raciones no son gigantes. Con esto llegará al segundo plato ya saciado.

De segundo apostamos por la carne: por un lado el baozi de cebón y por el otro las alitas de altos vuelos. El primero llama la atención por el color rojo de un pan de origen asiático que se ha puesto de moda en los últimos meses en Malasaña. Lleva dentro entraña de cebón, con ajetes crujientes al estilo de la cebolla frita y alioli de chiles secos, que ponen el picante del que ya avisa el color rojo.

Las alitas resultan un plato sorprendente:  pollo rebozado con sabores cítricos, acompañado de tsatziki y hojas de hierbabuena que acaban formando una fiesta de sabores en la boca, a medida que lo vas comiendo.

Después de quedarme bastante a gusto con la comida, me encamino hacia el postre con la esperanza de redondear el menú. Y la cosa acaba en todo lo alto. Por un lado pido el Papa Francisco, una especie de brownie de chocolate algo más seco, para amantes de lo dulce y lo amargo. Aunque -para mí, que soy menos chocolatero- lo mejor es la sopa láctea que viene a continuación, con una sorprendete espuma que constituye la mayor parte del postre, hierbabuena y un fondo de chocolate que añade un gusto a cacao delicioso.

Dicho esto, recomiendo La Pajarita a todo aquel que quiera probar platos elaborados, originales, bien presentados y con riquísimos matices de sabores, que disfrute degustando la calidad culinaria de un plato en cada bocado. En general, su cocina mezcla con maestría lo asiático con lo suramericano, con toques madrileños, y gustará especialmente a los amantes de los sabores ácidos, que disfruten con el picante. Sorprende que un menú tan elaborado cueste tan poco, una calidad/precio difícil de batir.

Dónde: La Pajarita (C/ Apodaca 20). Metro Tribunal, Bilbao o Alonso Martínez

Qué: Entrante (tres opciones), un primero (cuatro a elegir), un segundo (otros cuatro) y postre (tres opciones).

Cuánto: 10,95 € (bebida incluida, café no).

Más rollo foddie:

Más rollo foddie:foddie

Etiquetas
stats