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La Buena Vista: un grupo de pop muy malasañero

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Luis de la Cruz

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El grupo de pop La Buena Vista tiene un nuevo trabajo, Contrapunto, que presentará en la Sala Taboo este viernes, 20 de mayo. Aunque sólo Paula es madrileña –reside desde que nació en la calle San Andrés- se podría decir, por cariño, carrera musical y porque la mayoría de sus miembros viven aquí, que se trata de un grupo malasañero.

La base rítmica del grupo ha tenido la gentileza de quedar con nosotros a pesar de estar “hasta arriba con los últimos ensayos”. Nos atienden Inés Donoso (batería) y Germán Estrada (bajista). Faltan Nacho Rabadán (voz), Álvaro López (guitarras), Blanca García (chelo) y Paula Alonso (piano). Sí, nada menos que seis componentes “que, a priori, por diversidad de gustos, no hubieran pensado que iban a tocar juntos”, cuenta Germán.

Les hemos pedido quedar en un bar que les gustara y han elegido el Roll Madrid. En su terraza, a la entrada de la Plaza de las Comendadoras, nos hemos sentado a charlar distendidamente.

Inés, batería del grupo, se siente cómoda marcando el ritmo de la conversación. Y tiene las ideas claras. Germán, con acento suave de Jerez, parece más de ir entrando y saliendo en la charla a medida que ésta se lo sugiere.

Una de las primeras cosas que llama la atención de la formación –y que llevan a gala- es la paridad: tres chicas y tres chicos. Tocaba la gran pregunta ¿Hay machismo en el mundo del pop? Inés niega la mayor, ella cree que más bien “hay sonrisas de complicidad y curiosidad, pero no he notado actitudes machistas hacia nosotras”. “Es un grupo mixto, quizá pase más con los grupos exclusivamente de chicas”, apunta Germán.

Las tres chicas del grupo vienen del clásico (“son catorce años de carrera”) lo que otorga al sonido del grupo un empaste entre lo clásico y lo pop que se ha convertido en su seña de identidad.

¿Cómo surgió el grupo? Al principio estaba Nacho Rabadán actuando como cantautor, y en torno a él se creó La Buena Vista hace cuatro años. Desde entonces ha habido cambios en los miembros de la formación pero no en los instrumentos, “los arreglos camarísticos del piano y los sinfónicos del chelo, basados en la música clásica, son muy característicos de La Buena Vista”. El nombre tiene que ver con lo que ellos ven desde el escenario en los conciertos: son, sin duda, un grupo con vocación de directo.

Inés viene a la entrevista directamente de la academia de Malasaña en la que da clase, y en la precisión de sus palabras se lee el peso de su formación. Nos ilustra sobre el contrapunto severo, similar a la técnica que empleaba Bach con sus alumnos. Un entrelazado entre el chelo y la voz que, más allá del detalle técnico para iniciados, da nombre al nuevo disco y es parte de su esencia.

Las letras las sigue haciendo Nacho, “es periodista y un gran lector de poesía”. Lo cierto es que sus textos, muy metafóricos, tienen mucho peso en el sonido del grupo.

“La música, en cambio, la hacemos entre todos”. Y tanto, Germán e Inés explican que La Buena Vista es un grupo totalmente democrático, que decide todo por votación. “El problema es que somos pares, todo tiene que ser por mayoría absoluta”, apostillan con una sonrisa. Para ilustrar la pulsión igualitaria de la banda recuerdan una ocasión en el que una nota no convencía a la cellista, buscaron entonces varias alternativas y lo sometieron a votación.

Les pregunto por cómo resulta compaginar la música con el resto de ocupaciones profesionales de los miembros de la banda, asunto que se asoma a Obstinato, uno de los cinco temas de Contrapunto. “Efectivamente, como dice la canción se requiere perseverancia cuatro de los seis somos profesores de música y salimos tarde, pero además de un medio de vida esto es también un modo de vida, es inevitable”. “Perseverancia...y dormir poco”, añade Germán a la explicación de Inés.

Dentro de esta carrera de fondo a la que se refirieren, el concierto del viernes es “una meta volante importante”. Los temas que tenían antes ya no les representaban y ahora, tras un año y medio duro de trabajo y dificultades para encontrar a la pianista que sonara como querían, van a celebrarlo con la gente en directo. “Que se escuche el cambio”, en palabras de Germán.

En el barrio han tocado antes en la Sala Maravillas, en el Café La Palma y en Siroco, sala para la que no tienen más que buenas palabras. “Nos dieron la oportunidad de tocar en una ocasión en la que se había caído otro grupo y llenamos. Claro que en otra ocasión, miércoles, con partido y lloviendo…también llenamos”. Ahora la sala de la calle San Dimas se les ha quedado algo pequeña: próxima estación, la Sala Taboo.

Charlamos amenamente acerca de las dificultades legales para organizar conciertos en locales pequeños, apuramos la cerveza a orillas de las Comendadoras y nos despedimos hasta la próxima ocasión. Si paseáis por el barrio podéis encontrarlos de cañas en el Roll, el Ojalá, en La Lirio o en La Pomarada. Cuando me separo de ellos van camino de Leturiaga a comprar los últimos detalles para su directo. Un grupo de Malasaña.

[box] Podéis encontrarles en Facebook, Twitter, o Youtube. Tocan este viernes, 20 de mayo a las 22 h, en la Sala Taboo (calle San Vicente Ferrer 23- entradas ) ¡Ah! y es cuchar su nuevo EP en Spotify[/box]

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