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El restaurante de 'la chica de ayer': El Penta se reinventa para sobrevivir a la pandemia

Mesas de restaurante instaladas en El Pena para dar cenas

Diego Casado

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El bar de copas más antiguo de Malasaña reabre sus puertas este fin de semana. Después de siete meses de cierre y con un pequeño periodo de apertura durante el mes de julio, los responsables de El Penta han decidido acogerse a la posibilidad de cambiar temporalmente su licencia habilitada por la Comunidad de Madrid y ejercer como restaurante.

Este jueves fue el primer día de apertura con mesas donde antes la gente bailaba. Han colocado nueve, adornadas con manteles y flores secas, para servir cenas hasta el sábado, de 20.00 a medianoche. “Todos tenemos que adaptarnos, hemos empezado de noche aunque si vemos que funciona bien, intentaremos ampliar”, explica en conversación con Somos Malasaña Juanma, uno de los socios que gestiona el bar.

Aunque El Penta no dispone de cocina, ha aprovechado los recursos del cercano Muerde Madrid, una taberna que pusieron en marcha en la calle San Vicente Ferrer con otros socios y que nutre la carta de apetitosas raciones que han diseñado para este estreno gastronómico, llena de platos clásicos como torreznos, molletes, croquetas, hamburguesas o tortilla estilo Betanzos.

“El estreno fue un poco raro y estresante, porque nosotros a lo que estamos acostumbrados es a poner copas”, confiesa Juanma, que a cambio recibió a gente que se enteró de la reapertura y que acudía para apoyar al Penta. Los socios del bar estaban deseando ponerse en marcha: “Psicológicamente es importante sentir que estás haciendo algo. No podía estar parado en casa sin abrir”, dicen.

Juanma habla con el pequeño alivio de saber que el negocio está de nuevo en marcha, aunque el negocio esté pasando una de las etapas más duras en sus 44 años de existencia. “Las hemos pasado de todas las clases y colores, en marzo pedimos un préstamo para aguantar dos o tres meses. Ahora a ver si conseguimos perder menos dinero, aguantar para intentar no morirnos”, explica mientras reconoce la mala situación de la hostelería en el barrio: “Está todo el mundo igual”.

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