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El lugarcito, comida hogareña totalis

Pollo con ensalada, pimiento verde y cuscús_ES

Malasaña a Mordiscos

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En estas épocas curiosas que estamos pasando, en las que todo es confinamiento, noticias irreales y surreales, políticos, una vez más, incapaces de gestionar nada, consejos contra el aburrimiento de todo tipo, expertos que salen desde debajo de las piedras, aplausos y cantos populares en balcones y terrazas, muerte y mensajes positivos por doquier y todo lo que se esperaría uno de una peli de mierda, aquí vengo yo a poner un toque hippy a la situación, bueno, no vengo yo, vienen los de El lugarcito.

https://www.youtube.com/watch?v=rXwMrBb2x1Q

Vaya, quería poner algo en plan arco iris y cosas de esas de los años 60-70 del siglo pasado y me ha venido a la cabeza Hey, Joe; vaya, vaya, creo que mi carácter siniestro me delata por más que quiera soñar con unicornios, flower power y cositas chulis requetechulis

Podéis encontrar el menú diario que ofrece El Lugarcito aquí, en la cuenta de Instagram de la propietariacuenta de Instagram de la propietaria, Lola Beneyto, la cual, por lo que he visto por internet, es interiorista, además de cocinar, y presentó algunos programas televisivos años ha, como podéis observar en este otro enlace. A continuación la encontráis, a la izquierda con gorra, en una portada del momento.

El Lugarcito, como su propietaria, es amable, bohemio y tiene un patio para disfrutar de la cocina in situ aunque ahora esté cerrado por toda esta historia coronavírica.

Cuando todo esto pase —si no acaba con nosotros por enfermedad o por el padecimiento ante el desgobierno del gobierno, los políticos siempre oportunistas, los balcones aplaudidores y cacerolantes, los lloriqueos en TV, los héroes que salen hasta de debajo de las piedras, las recetas y vídeos de cocina abondo, los colectivos autoapladiéndose, las fuerzas del orden público felicitando cumpleaños y, ay, los niños haciendo cosas (encantadoras, sin duda, para sus padres)— podéis ir a disfrutar al sol a ese lugar simpático y acogedor o, si lo preferís, llevárosla para vuestra casa. Además de ser guanchis por fuera lo son por dentro y se preocupan por ofrecer tuppers reciclables y comprar los ingredientes con los que cocinan en comercios del barrio. Posteriormente a mi visita a principios de marzo, en este Lugarcito —a mediados del mismo mes, recién iniciado el confinamiento— apoyaban a los autónomos ofreciéndoles un plato para llevar por 0 €, como podéis ver aquí; actualmente solo se dedica, de forma totalmente altruista, a llevar comida a personas mayores de la zona. Su propietaria parece un sol, un sol comprometido, da gusto.

Bueno, pues aquí va mi experiencia con lo que me traje para casa. El día que fui proponían lo que se puede ver en la siguiente foto.

Evidentemente pasta, por M., napolitano empedernido, no escogí, así que tuve que elegir dos principales con cuscús. Una de las personas que cocinan, además de la propietaria, es Nadia, creo marroquí, por lo que se supone que será una gran conocedora de la materia, véase los cuscuses. La deducción anterior tiene una lógica aplastante, como si yo, por ser española, necesariamente tuviera que saber hacer paellas o fabada; me gustan las deducciones absurdas que se suponen lógicas.

En cualquier caso, de primero me traje una quiche de espárragos trigueros (3 €), con masa brisa, de textura agradable, relleno suave y delicado y espárragos trigueros que aportan su sabor selvático y su tacto fibroso.

Después, continuamos con un cuscús con verduras (7 €), un cuscús muy marroquí y mucho marroquí, con sus trozopones de calabacín, calabaza, zanahoria, coliflor, brócoli y con el sabor de fondo característico del comino y del aceite de oliva de aquel país (este creo que no era de comercio de proximidad); realmente casero y sabrosón, aunque a mí me faltaba un toque especiado adicional, pero eso ya es una perversión mía.

Continuamos con pollo con pimiento verde, cuscús y ensalada (8 €). Un rico y sano plato combinado con carne de pollo en su punto de cocción y ligero toque de especias con cuscús y pimiento verde italiano asado; la ensalada muy refrescante, con mezcla de varias hojas verdes, fresas, cebolla y naranja.

Y, para finalizar, brownie de chocolatebrownie (2 €). De sabor a chocolate intenso y con nueces, si lo pasas ligeramente por el microondas, este «marroncito» adquiere una textura suave que, además, potencia su sabor a chocolate puro.

En resumen, si quieres disfrutar de cocina realmente casera para llevar a casa o degustar en un patio hippy-cuqui, El Lugarcito es tu sitio. Buen rollo, colores, alegría y comida casera.hippy-cuqui

Está en Calle Noviciado 9, para más información aquí tenéis, de nuevo, su cuenta de Instagram donde comunican diariamente sus platos.

El cuscús son bolingas de sémola



¿Qué es cuscús?



¿Y tú me lo preguntas?



Cuscús… eres tú



Gustavo Adolfo Bécquer, alias «El cuscúspoeta»



En serio, ¿sabéis qué son esas bolingas piccolas? ¿Sabéis que se cocinan al vapor? ¿Sabéis que es un plato hecho y derecho? ¿Y sabéis que es tradicional en muchos países árabes y, también, no árabes por influencia de los primeros?



Bueno, pues el cuscús es trigo duro (Triticum durum) refinado molido creando una harina (sémola) con la cual, posteriormente, se hacen bolitas. La sémola es una harina amarillenta y más similar, como granulado, a arena de playa que a la típica harina blanca de trigo; el trigo duro es un tipo duro —fuma Ducados— a diferencia del trigo blando (Triticum vulgare), que es más de mentolados, por eso el primero se muele con más dificultad y, al hacerlo, pierde almidón y, en consecuencia, su harina, la sémola, resulta más gruesa. La sémola es perfecta para pasta y cuscús pero para panes suaves y de carácter más sumiso, tipo baguette, es más recomendable la harina de trigo blando, pues fermenta mejor por su textura y su mayor cantidad de almidón.



La formación del cuscús es curiosa, le añades un poco de agua a la sémola y la frotas con la palma de la mano contra la superficie donde esté situada creando bolitas, luego las tamizas y las vuelves a tamizar hasta que te quedan las bolingas adecuadas. ¿Os acordáis de aquella elegante canción infantil: «Yo tengo un moco / lo saco poco a poco, / lo redondeo y lo miro con deseo. // Yo me lo como / y como me sabe a poco, / volvemos a empezar…»? Pues la formación del cuscús es algo así, al menos en lo que se refiere a redondear la sémola y mirarla con deseo. En cualquier caso, imagino que poca gente lo hará a mano, es más cómodo comprarlo envasado y bolingueado.



Para cocinarlo, se utiliza la cuscusera, es decir, una olla donde abajo pones el guiso (que generalmente es de verduras y legumbres con pollo o con carne) y arriba el cuscús, que se cocina al vapor y adquiriendo los aromas del guiso inferior. Muchas veces se añaden también pasas, frutos secos y, por supuesto, especias.



Supuestamente fueron los bereberes los creadores de este plato siglos atrás, de ahí su extensión en la zona norte de África; a partir de esa área se ha ido expandiendo por países que han tenido y/o tienen estrecho contacto con el Magreb por motivos históricos, véase Italia, especialmente Sicilia, con una versión con pescado, y Francia, especialmente el sur de Francia, con diversas versiones de cuscús marroquí, tunecino y argelino.
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