Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

El Ayuntamiento compite con las redes vecinales solidarias por las donaciones de los usuarios de los mercados municipales

Bono Mercados Solidarios | Imagen: AYUNTAMIENTO DE MADRID

Antonio Pérez

0

En la lucha contra la crisis social generada por el Covid-19, la vicealcaldesa, Begoña Villacís, ha presentado los Bonos de Mercados Solidarios, una herramienta, según ella, “para que los vecinos puedan también contribuir a las necesidades de alimentos de asociaciones y cocinas solidarias de los distritos”. Cada uno de esos bonos tendrá un coste de 2 euros y la idea es que puedan adquirirse en los distintos comercios situados en los mercados municipales de la ciudad.

Aunque la nota de prensa del Ayuntamiento no ha precisado mucho más sobre su funcionamiento, es de suponer que, posteriormente, esos comercios aporten el equivalente en productos de los bonos adquiridos por sus clientes a las iniciativas solidarias que funcionan en los distintos distritos de la ciudad con algún tipo de colaboración municipal y que, según la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM), no serían más del 16% de todas las que vienen operando en la ciudad.

Se da la circunstancia que muchas de las iniciativas que funcionan de forma totalmente independiente, sostenidas por redes de voluntarios, están colaborando -a través de diferentes acuerdos- con muchos de los mercados municipales y que los clientes de las plazas de abastos públicas ya tienen la oportunidad de colaborar en el abastecimiento de personas afectadas por la crisis del Covid-19, si es que así lo desean.

De este modo, los nuevos bonos propuestos por el Ayuntamiento entrarían directamente a competir por la solidaridad de unos vecinos que, desde el inicio de la pandemia, ya se están volcando con las personas golpeadas por la crisis que ha traído la lucha contra la enfermedad.

Sin ir más lejos, en los mercados municipales de Malasaña y de Chueca -los de Barceló, Mostenses y San Antón- los voluntarios del recién creado banco de alimentos del barrio llevan recogiendo donaciones de alimentos de usuarios desde hace varias semanas. En esos mismos mercados también cuelgan carteles en los que figura un número de cuenta donde hacer donaciones económicas para dar soporte a la red vecinal de ayuda a afectados por el Covid-19 y a través de la cual se han recaudado ya más de 7.000 euros.

A nivel ciudad, todas las redes independientes de voluntarios que han ido surgiendo por doquier, sumadas a las que ya existían antes del Covid-19, a día 30 de abril habían proporcionado asistencia alimentaria y de productos de higiene a 20.000 personas, según un recuento efectuado por la FRAVM. El 84% de ellas consiguen por sus propios medios la totalidad de los productos que entregan.

Los bonos presentados por Villacís se han estrenado ya en el distrito de Latina “y estarán disponibles desde la próxima semana en los puestos del resto de mercados de la capital”, según ha anunciado el Consistorio en nota de prensa. En la práctica, es una iniciativa que redunda en algo que ya está funcionando sin el sello municipal y una forma de pedir a los madrileños que se rasquen el bolsillo para paliar con sus propios recursos aquello que la administración debería cubrir a través de los servicios sociales, que es lo mismo que están haciendo las redes de voluntarios que vieron muy pronto que lo enorme del agujero social que estaba generando el Covid-19 desbordaba la capacidad asistencial pública y exigía una movilización temporal y de emergencia para dar respuesta a quienes, en primera instancia, el Ayuntamiento estaba dejando atrás.



Opinión: Un liderazgo tardío y benéfico

Por A. Pérez



Si las famosas fotos de las llamadas "colas del hambre" de Aluche han roto de una vez por todas algo que a pie de calle todo el mundo sabía: el discurso oficial que durante más de 40 días de estado de alarma ha sostenido el Ayuntamiento sobre que los servicios municipales no estaban desbordados y que todas las personas que necesitaban ayuda la estaban recibiendo, las declaraciones del pasado lunes en las que la vicealcaldesa afirmaba que "el Ayuntamiento está liderando la respuesta a las necesidades de alimentos surgidas de la crisis" hay que cogerlas también con pinzas, si ese liderazgo consiste en presentar como novedosas recetas ya exploradas por despensas solidarias de barrio y que, en cualquier caso, no dejan de apuntar hacia la beneficencia.



Todo liderazgo implica un fin, cuya consecución precisa de un plan. Mientras que las iniciativas de apoyo ciudadano hacen ganar tiempo, poniendo parches a las necesidades inaplazables de muchos madrileños, del Consistorio lo que se espera es que arme un futuro en el que no haga falta esa solidaridad privada que, por otra parte, siempre será bienvenida.



El Ayuntamiento reconoció muy tarde algo que cualquiera sería capaz de entender e, incluso, disculpar, que la magnitud de la crisis social que se nos ha venido encima ha superado al sistema asistencial de la ciudad; seguidamente, se movió con lentitud y, para finalizar, esta semana ha aireado una serie de cifras con las que, por una parte, justifica que hayan reventado las costuras de sus servicios sociales -"En el mes de marzo hemos recibido tantas solicitudes de ayuda como en todo 2019"- y, por otra, exhibe el número total de familias a las que asiste -"Hemos atendido a 82.000 personas"- como si por muy voluminoso que sea la realidad no lo desvele insuficiente y el trabajo que llevan realizando por toda la ciudad las despensas solidarias, bancos de alimentos y redes de cuidado mutuo ciudadano fuera poco menos que innecesario.



Con respecto a los Bonos de Mercados Solidarios que ha presentado Villacís, esperemos que su puesta en marcha no sea considerada por el Área de Economía, Innovación y Empleo como una ayuda a los mercados municipales para que sus pequeños comercios superen la crisis del Covid-19, en cuanto que se supone que pueden incentivar algo las compras en estas plazas.



Durante la pandemia los mercados municipales han permanecido siempre abiertos, proporcionando un servicio esencial a los barrios en los que se sitúan, algo que desde el Ayuntamiento se ha reconocido. Pero lo que las asociaciones de comerciantes que los gestionan querrían es que ese reconocimiento fuera acompañado de una rebaja en las tasas municipales de arrendamiento que pagan, en compensación por las pérdidas de facturación sufridas y como ayuda a su reactivación.



Desde luego, es algo que está sobre la mesa, pero que falta por concretar, si bien desde la concejalía que dirige Miguel Ángel Redondo (Cs) se ha dicho que estudian aplicar la máxima bonificación que les permita la ley al canon anual que pagan los mercados y que el año pasado reportó 1.435.000 euros a las arcas municipales.
Etiquetas
stats