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¿Dónde se enterraban los muertos en la Malasaña de antaño?

Luis de la Cruz

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Hubo un tiempo, antes de mediados del siglo XVIII, en el que los muertos descansaban en el interior de las ciudades, sobre todo en el interior de las iglesias. De vez en cuando, era menester hacer la llamada “monda de cuerpos”, que no era otra cosa que exhumar cadáveres y llevar los huesos al osario de la iglesia para liberar el espacio que necesitaban quienes habrían de morir y ser enterrados.

Fue a partir de la segunda mitad del XVIII cuando médicos y científicos empezaron a alzar la voz en contra de la costumbre por razones evidentes de salubridad. Aún hubo que esperar a principios del siglo XIX para que se construyeran los primeros cementerios fuera de la cerca que rodeaba Madrid.

Y aún en estos momentos, y por bastante tiempo, se siguió enterrando en la ciudad. En el Hospital de la Buena Dicha, situado en la calle Silva, había también anejo un cementerio. Allí fueron enterradas Manuela Malasaña, Clara del Rey y el resto de los caídos en los sucesos de 1808. Actualmente, los terrenos del antiguo cementerio, que tenía entrada por la calle de Libreros, los ocupa la Iglesia de la Buena Dicha.

Los dos primeros cementerios se acabaron de construir en tiempos de José Bonaparte, el General del Sur, o de la Puerta de Toledo, y el General del Norte, ubicado al otro lado de la puerta de Fuencarral, a la izquierda del camino que proseguía más allá de la cerca en el camino Ancho de San Bernardo.

Poco después de la construcción de estos dos grandes cementerios distintas cofradías y sacramentales empezaron también a construir sus propios cementerios. Las hermandades sacramentales estaban dedicadas al culto del Santísimo Sacramento y se establecieron en diferentes parroquias en Madrid. Sus miembros se preocuparon de tener sus propios cementerios. Para hacerse una idea de cómo eran estos puede visitarse el Real Sacramental de San Lorenzo y San José en Carabanchel, aún en funcionamiento.Tres de ellos se construyeron en el actual distrito de Chamberí y allí pasaron a enterrarse, entre otros, los muertos que hasta poco antes hubieran descansado en iglesias del barrio. Los camposantos nacieron a la vez que crecía la ciudad, paralelamente al plan de Ensanche. Se trataba de los cementerios de San Martín, San Ildefonso y San Martín

El cementerio General del Norte (conocido como de la Puerta de Fuencarral) fue proyectado por Juan de Villanueva, que trajo el sistema de nichos de Francia. Su entrada principal estaría donde hoy confluyen las calles Arapiles y Magallanes. De entre las parroquias del barrio que empezaron a enterrar allí a sus feligreses hay que nombrar la de San Marcos, en la calle San Leonardo aún hoy, la de San Martín, en la calle Desengaño y la de San Ildefonso, en la plaza del mismo nombre. Para conocer el ambiente de la zona basta con leer Aurora Roja, de Pío Baroja, ambientada allí.

Los cementerios de la zona Norte, en Chamberí, fueron clausurados en 1884, aunque se mantuvieron ahí durante mucho tiempo, y, de hecho, la zona fue conocida popularmente como Campo de las Calaveras, y fue utilizada para jugar por los niños de la posguerra. Fernando Fernán Gómez relataba en un artículo periodístico sus recuerdos allí, jugando al fútbol.

Aún hoy, existen muertos enterrados en nuestras iglesias, por ejemplo, las nobles calaveras de la cripta de San Antonio de los Alemanes, donde descansan dos infantas de Castilla: Berenguela de Castilla y Aragón (1253-1300), hija de Alfonso X el Sabio , y Constanza de Castilla (1308-1310), hija de Fernando IV de Castilla.

* Para saber más: Los antiguos cementerios del ensanche norte deMadrid y su transformación urbana

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