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Demasiado Corazón, demasiado Corazón

Cóctel portada_Malasaña a mordiscos_Corazón Bar

Malasaña a Mordiscos

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Habíamos intentado ir a este sitio, el Corazón Bar, unos días antes pero estaba lleno con la presentación de no sé qué de Alaska & Co. Una semana más tarde lo hemos conseguido. Antes era un pub irlandés, The Quiet Man, y ha conservado toda su decoración, es decir, maderas nobles, reservados con aspecto de confesionarios (E. inmediatamente sintió el tufillo religioso) y animales disecados, todo lo cual le da un importante aspecto kitsch al local.

Para acompañar nuestro recorrido gastronómico-festivo, os recomiendo escuchar (que no me oís nada de música y os pongo cositas muy chulas) Demasiado corazón interpretado por Willy DeVille. Estoy un poco anticuada con la música, sí, no estoy nada actualizada (aunque quisiera estarlo, no soy una nostálgica, simplemente no tengo el tiempo que desearía). Pero no me digáis que este hombre no tiene un encanto bárbaro con su delgadez bailonga, su cigarrillo con boquilla y todo su ser en general. No lo digo en broma, me parece un excelente cantante, totalmente rompedor, con una mezcla de estilos y una tristeza muy suya realmente atractiva. Por suerte murió relativamente joven (bueno, con 56 años) y no ha tenido que dejarnos el esperpento de la decadencia de muchos otros. Hablando de música, el Corazón tiene una buena selección musical, al menos el día que fuimos: David Bowie, Chris Isaak, Blur, Red Hot Chili Peppers, creo recordar, entre otros. Me parece, también, que los fines de semana pinchan allí DJs importantes.

Bueno, a mí, ya de primero, un bar que se pone de nombre Corazón y en sus posavasos incluye el dibujo de la víscera me da buenas vibraciones. No sé porqué, me gustan las representaciones de cerebros y corazones, no corazoncitos chulis sino la víscera, es una manía como otra cualquiera, también me gustan los huesos... Empiezo a pensar que soy una especie de Dexter encubierta. Mejor dejarlo.

Pues eso, fuimos para ya E., M. y yo en nuestra particular cena navideña. Nada de malos rollos, ni de aglomeraciones, pocos y muy bien avenidos, así sí que molan las cenitas de estas fiestas o en cualquier otro momento… En la sección de cosas para beber ofrecen un amplio abanico para cualquier hora del día (desayuno, comida, merendola o nocturnidad y alevosía) ya que proponen tanto tés o cafés, vermúes, refrescos y zumos como cervezas (una buena selección), vinos (poquitos), cócteles (con y sin alcohol, gran surtido) y tragos. Se presentan, principalmente, como coctelería y los cócteles, independientemente del que elijas, cuestan  9,50 € con alcohol y 7,50 € sin. Utilizan la denominación clásica de cada cóctel y debajo ponen una sucinta descripción de lo que les caracteriza, véase dulce y sensual, atrevido, etc. Nosotros pedimos información más detallada sobre los ingredientes al barman, que era francamente encantador, y, al final, elegimos: E. un Valentina que, creo, llevaba fresa, melocotón y vodka (como ya comenté, todos los cócteles con alcohol cuestan 9,50 €), M. prefirió un doble de cerveza (3,00 €) y yo me decanté por un Cosmopolitan, entre cítrico (lima) y dulce (arándanos) con vodka. La cerveza, según M., bien. Los cócteles, ambos, realmente excelentes.

Nosotros somos muy dados a comer “y de comer”, así que vamos a por algo sustancioso. La carta propone cocina tradicional de calidad: ensaladilla rusa de bonito escabechado, flamenquín de ternera con queso curado y jamón serrano, flautas variadas con patatas fritas gallegas, pincho moruno de cerdo y pollo y lo que pedimos nosotros. De primero una tortilla caramelizada con huevos de corral (3,90 €), realmente espectacular. La cebolla caramelizada le daba un toque dulce maravilloso, el huevo poco hecho (venía totalmente desparramada como se ve en la foto) tenía la textura y el punto justo, era muy jugosa, e iba acompañaba con pan tostado regado con aceite de oliva. Después croquetas cremosas (6,50 €), eran seis croquetones perfectamente fritos, muy cremosos, con sabor bastante marcado a espinaca, acompañados de una buena ración de ensalada de lechuga variada con tomatitos cherry aderezada con vinagre de Módena. Las croquetas excelentes, en su punto de crujientes, su masa suave y delicada, la ensalada fresca y bien aliñada.

Entre tanto, pedimos otra ronda de cócteles, E. de nuevo Valentina, yo Giselle, que creo que llevaba arándanos y ron, y M., una vez más, doble de cerveza. De nuevo, los cócteles maravillosos. Y seguimos dándonos a la comida. En este caso elegimos carrillera estofada sobre cama de cachelos (7,00 €), deliciosa, la salsa, la típica que condimenta este tipo de preparación, de cebolla, densa, entre dulce y salada, como la que acompaña normalmente el rabo de toro, una ricura, la carrillera se deshacía en la boca, buenísima, los cachelos correctos. Elegimos también pepito de ternera con queso manchego, pimiento verde y patatas fritas gallegas (4,40 €): el pan, tipo baguette, crujiente, parecía recién hecho, el manchego era curado, tenía sabor un poco picante y aroma penetrante, los pimientos le daban un toque y las patatas eran caseras y estupendamente fritas. Rico rico. No sé si lo veis, pero ahí estaba Humbert 1, nos deseó un feliz 2014 y nos bailó algo parecido a esto. Nosotros le aplaudimos y le deseamos feliz año a él y a Humbert 2. Aunque esté harta de este ser, mi educación no me permite decirle un par de cositas.

Queremos más, nos gusta todo, la bebida, la comida y la compañía, así que vamos a por más. Otros dos cócteles, para E. y para mí, y para M. cerveza. E. vuelve con el Valentina, creo, y yo le pregunto al barman qué me recomienda, el me devuelve la pregunta, ¿qué te gusta? (¿será gallego?) “Pues me gustaría algo cítrico y con un toque dulce.” Me prepara un cóctel en vaso con un lorito precioso que está realmente fantástico, creo que llevaba limón y cachaza, lo bautizaré cóctel Lu, en mi honor (porque yo lo valgo, juis, juis).

Después decidimos tomarnos unas patatas bravas con salsa auténtica (4,50 €) que, a pesar de la foto tipo Sputnik, estaban requetebuenas y, cosa rara, venían acompañadas con salsa alioli (como suelen hacer en Cataluña, pero no en Madrid). Patatitas cortadas pequeñas, con salsa picante y un alioli cremoso y con fuerte sabor a ajo. Me encantaron. Entre tanto, el barman nos dice que, si queremos, podemos poner la música que nos guste. E. y yo vamos al portátil-DJ y nos ponemos a buscar a Chris Isaak y su Wicked games, sí, a veces somos un poco ñoñas, pero sólo a veces. Un chico que está por ahí nos pregunta quién nos ha dejado cambiar la música, le decimos que el barman y se queda tan contento. Supongo que sería el dueño, que quería marcar territorio o algo. E. y yo nos vamos todas panchas con la musiquita que queríamos escuchar de nuevo. Y nos pedimos otro cóctel, para compartir, otro Valentina o Giselle (la noche me confunde). M. se rinde, ya no quiere más cerveza.

Para finalizar tienen tartas (que también ofrecen para merendola y desayuno), postres tradicionales y batidos de helado. Nosotros ya estamos un poco ahítos, así que dejamos el dulce para otra ocasión.

Si quieres un ambiente realmente curioso, excelentes cócteles, música vintage (muy recomendable para gente nacida en los años 70) y raciones de comida tradicional un poquito revisitada, abundante y de gran calidad, ¡tienes que ir a pasar un rato al Corazón bar!vintage

Supongo que esto ya se publicará en el 2014. Pues nada, unos cuantos deseos: que este nuevo año sea mejor que el anterior, que no nos tomemos nada demasiado en serio (no merece la pena), que seamos tolerantes (no clasifiquemos a la gente en base a nuestros propios clichés, ya que eso demuestra nuestra inseguridad y nuestra necesidad de reafirmarnos en nuestras mierdecitas) y que disfrutemos de lo que nos guste (sin dañar a los demás)… Glups, parezco un curita con toda esta monserga. Ah, se me olvidaba, este decálogo también es muy recomendable para empezar el año con buen pie.

Bueno, eso, ¡a disfrutar que son dos días!

P.S. Los precios de las cosas son aproximados, no me acuerdo exactamente de los mismos... el alcohol está acabando conmigo.

P.S I. El maridaje cócteles-raciones no va nada mal, a pesar de que yo me esperaba lo peor. Los que tomamos no eran cócteles particularmente “invasivos” (no llevaban licores tipo whisky o similares, sino licores más adaptables) así que la combinación fue estupenda. ¡Y nada de resaca!

  • Corazón bar, coctelería, Calle Valverde 44, Tel. 618 428175. Horario de 16.00 a 3.00, todos los días de la semana, aunque creo que ahora ofrecen también desayunos, así que posiblemente abran antes.
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