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¿Conoces el cannabidiol o CBD?

Imagen de Julia Teichmann en Pixabay

Somos Malasaña

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¿CBD? No, no son las siglas de ningún club de moda ni de una liga regional de baloncesto, las tres letras se corresponden con el cannabidiol. Y no, el cannabidiol, por más que suene parecido (y que tenga que ver) no es tampoco lo mismo que el cannabis. Concretamente, hablamos de uno de los 113 cannabinoides que se encuentran en el cannabis (en las variedades de caño es su principal componente, de hecho) y la compra de CBD en España es totalmente legal.

Este compuesto natural, a diferencia del THC (otro cannabinoide) no tiene efectos psicotrópicos o psicoactivos. Vamos, que no opera como la cultura popular, al menos la imperante hasta hace pocos años, esperaría de algo emparentado con el cannabis. No coloca. Según la Organización Mundial de la Salud, tampoco es una sustancia adictiva, tal y como ratificó en un informe de 2017.

Sin embargo, esta sustancia se emplea por sus aplicaciones en la salud: como alivio para la ansiedad, las náuseas o la inflamación. Especialmente útil ha sido su utilización en casos de epilepsias infantiles y de adultos. Cabe advertir también que hay que huir de vendehúmos que –a río revuelto, ganancia de pescadores– atribuyen al CBD propiedades no probadas, como si del Bálsamo de Fierabrás se tratara.

El CBD está de moda y se consume en diferentes formatos (aceites, cápsulas y hasta gominolas). Se utiliza en los ámbitos de los complementos alimenticios (a través de los aceites sublinguales), de la cosmética (también con aceites, además de encontrarse su presencia en cremas o pomadas,) o de la alimentación, dentro de la cual empieza a popularizarse el uso de semillas, aceites, chocolates o infusiones.

Este “descubrimiento” y puesta en valor público del cannabidiol ha venido acompañado de una nueva legislación en la mayoría de países occidentales, aunque en España aún estamos esperando que nuestros legisladores se pongan manos a la obra (a pesar de lo cual, el mercado de productos elaborados con la molécula no para de crecer también aquí).

Los aceites son una de las formas de usar productos derivados del CBD no farmacológicos más extendida. Se pone en la boca y se deja unos minutos hasta que comienza a actuar (no lo calientes:¡ no es aceite de cocina!). También se puede consumir en infusiones de cáñamo orgánico (tés de cáñamo que contienen una pequeña cantidad de CBD). Otra opción es utilizar los aceites de masaje, que prometen efectos relajantes y de alivio del dolor para tu cuerpo.

Por último, destacaremos una de las aplicaciones más curiosas de este compuesto natural (más por sus destinatarios que por sus efectos, similares a los que produce en los humanos): aceite de CBD para perros y gatos.

De lo que no cabe duda es del interés creciente en los distintos usos del cannabis y sus productos derivados, así como del crecimiento continuo de la industria asociada a los mismos, el de sus canales de distribución, marketing y venta. Esto nos habla de una nueva realidad ajena a los estigmas a los que tradicionalmente estaba asociado el cannabis y el cannabidiol, sin duda, parece ser uno de los productos de la familia destinados a tener más éxito popular.

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