Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Cierra el centro japonés Tora: 200 alumnos y 18 profesores buscan nueva ubicación

tora3

Antonio Pérez

0

A las 19 horas de un martes cualquiera de diciembre, la actividad que presenta el edificio del número 7 de la calle de Andrés Borrego se podría calificar de intensa. Es el cambio de clases y al vaivén de alumnos que suben y bajan por las escaleras que unen sus cuatro pisos se le suma la presencia de padres que acuden a recoger a sus hijos pequeños, que recién terminan sus clases de artes marciales. Huele a gimnasio, hace calor, proliferan sonrisas y kimonos por todas partes y se observa una curiosa mezcla intergeneracional. En el primer piso, donde se sitúa la recepción, se pagan clases y equipaciones y un grupo de personas, sin mucha pinta de deportistas, se encierra en un aula para comenzar lecciones de idioma japonés. Parece una escena de una tarde más, de un día más, de las miles vividas en el Centro Tora desde que se fundó en 1973. Pero a la vez es una escena de una tarde menos, de un día menos, para este templo de la cultura japonesa, que tiene activada la cuenta atrás de su adiós definitivo: no verá nacer el nuevo año y su cierre dejará sin casa a 200 alumnos y a 18 profesores.

El Centro Japonés Tora es toda una institución en Madrid y lleva casi 45 años funcionando como gimnasio y centro de cultura japonesa. En la actualidad, son 14 las artes marciales que se practican en él. También se enseña japonés y hasta se organiza un curioso concurso nacional de oratoria en japonés que va ya por su edición número 29. Desde hace cerca de dos décadas el centro está gestionado por la asociación cultural japonesa Furikanzan, a la que el maestro Yoshiatsu Doi, fundador de Tora y también propietario del inmueble donde desarrolla sus actividades, se lo cedió de manera desinteresada.

La razón oficial del adiós: quejas vecinales por ruido

La razón oficial del adiós: quejas vecinales por ruido

José Morgado, gerente de Furikanzan es quien ha confirmado a este periódico el próximo fin de Tora y la sorprendente razón oficial por la que un espacio de referencia como éste, a pleno rendimiento, echará el cierre: “Las constantes denuncias por ruido interpuestas por los vecinos de tres edificios cercanos a nuestro centro han provocado que el dueño, Yoshiatsu Doi, haya decidido revocar la cesión del edificio que había realizado en favor de nuestra asociación y destinarlo a una actividad distinta”.

Morgado considera exageradas las quejas vecinales que lo van a dejar sin trabajo: “Si bien es cierto que al practicar artes marciales se grita mucho y que las caídas de los cuerpos sobre el tatami pueden producir vibraciones, sólo hay clases en los pisos superiores -que es donde se puede notar el ruido y las molestias-, por las tardes y la actividad del gimnasio cesa a las 22:30 horas, una hora prudencial”. Mari Luz Morgado, hermana de José y secretaria de la asociación desde hace 16 años, secunda las palabras de éste y recalca que ninguna de las denuncias vecinales ha acarreado sanción alguna para el centro, tras efectuar las pertinentes mediciones de ruido responsables de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid.

Cuenta Mari Luz que de los 200 alumnos que posee el centro, más de la mitad residen en Malasaña, porcentaje que se eleva hasta el 100% en la franja de edad de 6 a 15 años. Habida cuenta de la escasa oferta deportiva que hay en el barrio, no es difícil imaginar que la pérdida de una propuesta como la de Tora se va a dejar sentir en la zona. Del mismo modo, Madrid también lamentará el fin de la penúltima escuela dedicada a la enseñanza y la práctica de las artes marciales japonesas que queda abierta en la capital, y la más antigua de la ciudad.

El cierre de Tora también significa la disolución de una “gran familia” y la diáspora de sus miembros. Desde la secretaría del centro se asegura que cada uno de los profesores de las distintas disciplinas ha comenzado ya a buscar espacios por su cuenta donde poder seguir impartiendo clases a sus alumnos. Alguno, de hecho, ya lo ha encontrado, aunque de manera temporal, y ni tan sólo deberá suspender la continuidad de sus clases. “Buscar un lugar en el que tengamos cabida todos es casi imposible, y menos en la zona Centro. Para muchos de los profesores que trabajan aquí estas clases son su único sustento y han de moverse rápido para intentar encontrar un espacio al que les puedan seguir sus alumnos. Alguno de estos profesores, como el de aikido, lleva 30 años en el centro. Otros trabajadores, como yo, nos vamos directamente al paro sí o sí”, asegura Mari Luz Morgado. Pese a la dificultad, en la mente de todos está el deseo de que esta dispersión obligada no sea más que algo transitorio y que puedan volver a reunirse lo antes posible bajo el sello de calidad y experiencia de Tora.

Un edificio goloso para el alquiler vacacional

Un edificio goloso para el alquiler vacacional

Más allá de la mencionada razón oficial que habría llevado a Yoshiatsu Doi a dar carpetazo al proyecto que él mismo inició en 1973, o más bien formando con ella una 'tormenta perfecta', planea el rumor de que el viejo maestro japonés se habría encontrado sobre la mesa una propuesta de alquiler del edificio por parte de un inversor cubano, que llegaría con la intención de convertir el inmueble del 7 de Andrés Borrego en un edificio de apartamentos turísticos, para lo que necesitará la correspondiente licencia municipal, que acaba de ser anunciada por el Ayuntamiento.

Doi, quien reside desde hace tiempo en Japón, no está localizable para confirmar o desmentir tal rumor. Sin embargo, la celeridad con la que se ha comunicado a la asociación que gestiona el centro el fin de la cesión del uso del espacio que venían disfrutando desde hace años hace sospechar que alguna llama haya podido encender la mecha de su fin, aunque éste hubiera sido preparado por el “acoso vecinal”, según la terminología empleada por responsables del centro.

“Son 45 años de historia que se evaporan con un mes de preaviso. Hay algo que no cuadra”, comenta un usuario del centro que lleva más de seis años asistiendo al mismo con regularidad. Los Morgado, por su parte, aseguran que, si bien sabían del malestar que las denuncias vecinales producían en el dueño del edificio, no se podían imaginar un desenlace como éste ni la rapidez del mismo.

En cualquier caso, lo que está claro es que Tora ('tigre' en japonés), al menos tal y como lo hemos conocido hasta el momento, dejará de rugir al finalizar diciembre.

Yoshiatsu Doi es maestro japonés de artes marciales y uno de los primeros en obtener el título de entrenador nacional en la materia. Sensei Doi fundó la escuela de Artes Marciales Tora en 1973, siendo ésta la primera de España en su categoría. Yoshiatsu Doi ha sido maestro de karate del Rey Felipe VI, lo mismo que antes lo fue del Rey emérito Juan Carlos I y de los mismos escoltas de éste.

Amigo imaginario

Yo pensaba que era por los 9000 euros mensuales que habían ofrecido por su alquiler.

Pedro Oliver

Viví dos de años en Andrés Borrego, a un par de edifícios del gimnasio y lo cierto es que el ruido era inaguantable. Me acabé mudando y en gran parte fue debido al ruido de gimnasio, me resultaba imposible estudiar porque se oían gritos y golpes constantemente, no me extraña que los vecinos se quejasen. Lo que me extraña es que hayan durado tanto, seguro que han tenido algún tipo de ayuda para esquivar las denuncias tantos años. Lo siento por los vecinos que tienen a los lados y los de enfrente, porque es probable que pasen del sufrimiento de los gritos 12 horas al día y siete días a la semana de un gimnasio de artes marciales con las ventanas abiertas todo el día, al de un edificio turístico. Además tienen justo delante un bar nocturno, mala zona para vivir.

Roberto

Amigo pedro veo que tus quejas son absurdas ya que no abren por la mañana ni los fines de semana y yo hacia pesas y apenas hoy los gritos ni golpes en un piso de diferencia quejarse por que si es gratis vivir en un barrio con multitud de bares y restaurantes y de gente a todas horas por la calle no molesta el barrio mola cuando interesa nooo amigo pedro

Vecino

Vaya, Tora ha cerrado. Bien y mal. Yoshiatsu bien, los profesores mal. La ventanas del tercer piso siempre abiertas, aunque hubieran puesto doble ventana, responsabilidad de los profesores. Si hacía mucho calor y había que abrirlas se hubiera solucionado con un aire acondicionado. Un gasto no demasiado grande que hubiera demostrado respeto por los vecinos, pero que nunca estuvieron dispuestos a hacer. Con todas las quejas a lo largo de los años demuestra que tampoco estaban dispuestos a solucionar un problema que al final ha obligado al cierre. Un montón de profesores sin trabajo a causa de su falta de interés para solucionar problemas. Concusión, falta de inversión para solucionar un viejo problema. El bar que tiene enfrente hizo esa inversión y las denuncias se acabaron. Tora no y acabó cerrando. Menos lloriqueos y más soluciones a la altura de las exigencias de un barrio en el centro de Madrid en el siglo XXI.
Etiquetas
stats