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Manuela Malasaña, donde hubo risas hay comida

Luis de la Cruz

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Lo del nombre de esa calle no admite dudas: está dedicada al recuerdo de la heroína madrileña de la defensa contra los franceses, cuya historia ya contamos con detalle en su día. Lo más curioso del caso es que antes la calle se llamó Malasaña a secas, parece ser que en honor más de su padre que de Manuela. En el año 1879 los vecinos, quizá desconociendo el origen del nombre y por sonarles mal su literalidad, le pidieron al ayuntamiento que lo cambiara. El ayuntamiento no accedió a la petición y posteriormente el rótulo mutó, de manera que la calle ha pasado de padre a hija. Las calles que se le cruzan (Monteleón o Ruiz) también dan fe de la defensa del cuartel de artillería en 1808.

La calle antes…

En el tramo de calle que está entre Fuencarral y San Andrés, que en su momento se llamó Peninsular, está el moderno teatro Maravillas. Antes de éste hubo en la zona otras tres plateas con idéntico nombre. Su predecesor, que estaba situado en el mismo solar, fue inaugurado en 1886 y fue conocido a partir de los años veinte como Madrid Cinema, alternando teatro y películas durante mucho tiempo.

El Maravillas fue siempre un teatro de variedades, revistas (bajo la dirección de la familia Paso) y comedias. En el año 1979 su estructura resultó muy dañada por un atentado fascista con bomba en la calle y, aunque en los noventa el ayuntamiento concedió una subvención para su rehabilitación, los dueños quisieron sacar dinero construyendo pisos en el solar, por lo que prefirieron no arreglarlo. Finalmente, en 1999 el ayuntamiento decidió cerrarlo por deficiencias en la estructura y el cartel de Faemino y Cansado, que actuaban allí por aquel entonces, permaneció mucho tiempo con el teatro cerrado, hasta que ellos mismos reinauguraron el nuevo teatro en 2005. Eso sí, la idea de construir en el solar no cayó en saco roto, actualmente la mayor parte de la superficie del viejo teatro la ocupa en el nuevo un hotel de una gran cadena.

En este mismo tramo de calle estuvo, en una de sus etapas a finales del XIX, el célebre semanario humorístico Madrid Cómico, cuadernillo de ocho páginas donde estamparon su firma nombres ilustres como Sinesio Delgado, Juan Gris o Clarín. Las risas han debido resonar siempre en los muros de la calle.

Luis, un antiguo vecino de la calle que salió del barrio hace ya tiempo, rememora con cariño sus momentos de niñez hace cincuenta años. Fija la vista en el 25 de Manuela Malasaña y cree ver de nuevo a ambos lados del portal donde nació su madre una antigua barbería y “la granja del Poli”, una lechería que estuvo allí durante muchos años. Hoy sigue habiendo una peluquería en el local donde estuvo la barbería. Recuerda también que en el siguiente portal tenían la pescadería los padres de Pilar Velázquez, la actriz, y que cuando ésta cerró su hermano puso un bar de copas junto a un futbolista del Real Madrid. Le llamaron O Rei en honor a Pelé.

…y la calle ahora

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Hoy la calle Malasaña pugna con la vecina del otro lado de San Bernardo, San Bernardino, por ser la vía del barrio con más variedad culinaria. En Manuela Malasaña se puede comer arroz chaufa a buen precio, comida etíope, mexicana... La oferta gastronómica se completa con un buen número de restaurantes que juegan a popularizar la comida de diseño, algunos que ofrecen diseño a precios algo menos populares, y un restaurante y una tienda de productos vegetarianos. Todo un itinerario para el paladar.

A pesar de la proliferación de cafés y bares modernos, en la calle aún quedan locales de los de toda la vida, una preciosa taberna histórica como Casa Maravillas, que luce en el rótulo un “1927” y un bar irlandés de solera, el Molly Mallones, que justo esta semana celebra su catorce aniversario.

Existen también en la calle algunos sitios que anuncian al viandante que está en el límite del barrio que la calle nombra, seguramente el lugar de Madrid con mayor relación con la cultura pop de la ciudad desde los setenta. Popland, a la altura del 24, seguidita una tienda de camisetas y un establecimiento dedicado a los patinadores dan fe de ello.

Manuela Malasaña cierra el cuadrilátero del barrio, desde el Café Comercial del que casi nace, en Bilbao, hasta San Bernardo camino ya de Quevedo. La arista del manojo de calles que da sentido a este periódico, una arista importante con todo el alma ya del barrio...y el nombre.

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