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Calle de la Cruz Verde: recuerdo de la Inquisición

Luis de la Cruz

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La calle que une la del Pez y la de la Luna, se abrió según la tradición, en un lugar donde se celebraban pequeños autos de fe y ejecuciones de la Inquisición. Por la situación del lugar, a las afueras de la ciudad, cabe pensar que

lo que se llevara a cabo allí fuera la quema de cuerpos, como señala María Isabel Gea, que cuenta que la cruz que acompañaba al hecho permaneció allí mucho tiempo después de que la Inquisición buscara otros parajes más a las afueras.

La Cruz Verde era emblema de la Inquisición Española, y era costumbre que antes de los autos (o actos) de fe fuera llevada por familiares y otras personas en procesión hasta el sitio en que se iba a realizar la ceremonia. Se colocaba en el estrado y en el cadalso. Había luego otra procesión de devolución de la cruz verde a su iglesia de origen. Este ritual pertenece a la parafernalia que rodeaba a los actos de fe, que congregaban al pueblo en lugares públicos y que, en última instancia, pretendía impresionar y asustar como estrategia de control.

La calle de la Cruz Verde no es una calle bonita y, pese a ser la primera perpendicular a Pez y tener salida a San Bernardo por una travesía del mismo nombre (que no es más que un hueco entre dos edificios), pocos somos los que la recordaríamos de entre sus vecinas a primer golpe de memoria. Tiene un buen número de negocios cerrados,

algunos locales comerciales con cierres semi abiertos que hacen las veces de almacén, alguna fachada ruinosa y problemas recientes de menudeo... Quien la dibujara , seguramente lo haría sucia.

Sobre la pequeña travesía de la Cruz Verde cabe decir que en su momento, cuando se abrió, se la conocía como calle del Nabo, porque allí se colocaban los puestos de estas hortalizas que llegaban a la ciudad desde el pueblo de Fuencarral. A partir de 1835, desaparecido este comercio, se llamó ya como ahora.

Sin duda el establecimiento más popular de la calle hoy es el Boñar de León, visible desde San Bernardo si giras el cuello a través de la pequeña travesía, ocupada, cuando el tiempo lo permite, por las mesas de su terraza. Es posiblemente uno de los templos míticos de la tapa madrileña, líder destacado en la categoría de “fíjese sólo en la cantidad”. Tiene muchos detractores pero…¿quién no se ha tomado alguna vez una caña con un plato de cocido en el Boñar?

Otros negocios interesantes de la calle son la santería con entrada por Pez, situada en una casa baja que –como su colorido escaparate- no pasa desapercibido al paseante, y El Filobiblión, de encantos más discretos y abigarrados: los de los libros antiguos que se amontonan en su interior.

El tiempo ha borrado de las páginas amarillas negocios de tiempo, como el café de Prada con entrada por San Bernardo, del que decía Emilio Carrere:

“De los cafés de los que no quedan ni los restos, quiero recordar al café de Prada, en la calle Ancha, junto a la fuentecilla de la Cruz Verde. Cada café tenía sus nombres literarios, y el de Prada nos evoca a Eugenio Noel –el gran escritor de la melena leolina-;

a Mauricio Macarisse, al músico gallego José Losada-que colaboró con Vives en Maruxa, y no tuvo jamás, ni gloria ni dinero-; a los poetas Corbalán y Llobet, a Julio Hoyos, al crítico teatral José Alsina, al periodista Antonio Heredero y Julián Moyron, autor del libreto de Los cadetes de la reina“. Nosotros no tenemos noticia de la fuentecilla a la que se refiere Carrere y nos tememos que pueda estar confundido con la que hay en la Plaza de La Cruz Verde, lugar que se llama así por idénticas razones que esta calle por cierto.

La calle de la Cruz Verde, que lleva en el nombre el recuerdo de los crímenes de la Inquisición, hoy pasa bastante desapercibida pese a estar junto a algunas de las calles más importantes del barrio. Sus rebocados merecerían un poco más de mimo; sus locales, vida. Confiemos en que su puesta en valor llegará en los próximos años.

salinidad

El boñar apesta. Esperemos que tenga sus días contados, no es plato de buen gusto ni de los vecinos, ni conveniente para sus asiduos drogadictos y borrachos.
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