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Advertencia: Leer los comentarios de nuestra página de facebook puede perjudicar seriamente a tu salud

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Somos Malasaña

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En los inicios del periódico Somos Malasaña, hace ya más de ocho años, uno de nuestros más claros objetivos era construir un foro digital en el que los vecinos del barrio de Universidad, nuestro ámbito informativo, pudieran encontrarse virtualmente y dialogar sobre los temas de su actualidad más cercana, los temas de los que nos iríamos haciendo eco en nuestro pequeño medio de comunicación local.

Pretendíamos, simple y llanamente, tratar de trasladar a la red -y de abrir a un mayor número de personas- las conversaciones que se producían a diario en las plazas de la zona entre pequeños grupos de malasañeros. Creíamos que con más participantes el diálogo se enriquecería. Tras alguna que otra prueba, Facebook nos pareció por aquel entonces la herramienta perfecta para crearlo.

Pasado el tiempo, y a medida que herramienta y foro han ido creciendo en número de usuarios hasta llegar a reunir en la actualidad -en torno a nuestro medio- a una comunidad de 30.000 personas, hemos de proclamar formalmente, sin embargo, la muerte de Facebook como útil válido para crear un espacio virtual de diálogo, al tiempo que -mirando hacia atrás- también proclamamos que fuimos unos ingenuos: hay demasiado ruido en internet como para establecer cualquier tipo de conversación constructiva, abundan los predicadores, mandan las prisas.

Volvamos, pues, a las plazas físicas -aquellos que las hayamos dejado de usar- en busca de intercambios inteligentes de opiniones, a esas plazas donde no se nos ocurrirá insultar al que tenemos delante por pensar distinto a como pensamos nosotros, a esas plazas en las que para participar en una conversación has de escuchar primero lo que dice el de enfrente antes de tomar la palabra, a esas plazas donde no caben ‘trols’, porque en la vida real a quienes son groseros e interrumpen y molestan se les evita y margina, mientras que los radicales ya se excluyen ellos mismos.

Poca vida inteligente puede encontrarse hoy en un foro popular de internet y, con demasiada frecuencia, ponerse a leer en nuestra página de facebook los comentarios que sobre muchas de las noticias que publicamos vierten algunos de nuestros seguidores es correr el inútil riesgo de acabar encabronado. Resulta una exposición peligrosa sólo apta para estómagos a prueba de bombas o para amantes de deportes adrenalíticos. Avisados quedáis. Hemos comprobado que esta práctica puede conectar con lo peor de cada uno de nosotros -con esas partes oscuras inherentes a todo ser humano que habitualmente sujetamos para poder vivir en sociedad- y convertirnos en el ‘Míster Hyde’ de turno sin necesidad de ingerir poción alguna.

Aunque como hemos dejado de manifiesto, creemos firmemente que facebook resulta útil para muchas otras cosas que no sea iniciar un diálogo constructivo, como medio de comunicación Somos Malasaña va a continuar aceptando cualquier tipo de comentario realizado en las publicaciones que hagamos en nuestra página en esta red (una página de una empresa privada, no lo olvidemos, aunque de utilidad pública), con la salvedad de aquellos que contengan insultos. También continuaremos confiando -a riesgo de volver a pecar de naífs- en que sigan siendo los menos quienes confundan los comentarios que realizan nuestros lectores con la línea editorial de este periódico, que esto de ser un día tildados de 'perroflautas' y al otro de 'fachas' marea a cualquiera, incluso a quienes como nosotros tenemos clara nuestra identidad y orientación.

Felipe

Os descubrí el primer día, y me hice seguidor poco después. Hacéis algo envidiable, que es combinar empresa privada con servicio público. Gracias. Es evidente que, como sucede siempre, "todo adelanto tecnológico arranca con un atraso cultural", y en ese sentido hacer que todo el mundo pueda acceder y publicar en un "muro" público tiene un gran riesgo: Niños, resentidos, ignorantes, malintencionados, interesados... Es duro,

pero la comunicación y el debate sano y educado siempre encontró la manera de imponerse al griterío chabacano, la burla, y la irresponsabilidad. Felicidades por vuestro trabajo de una familia malasañera desde el siglo XIX.
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