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A vueltas con los mitos del amor romántico: “No, los celos no son indicador de amor verdadero”

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay

Mónica Manrique

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Mi psicóloga – Mónica Manrique

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Aprovecho que llega San Valentín para felicitar a todos los que sienten amor y para responder ampliamente a una consulta que me llegó hace unas semanas a través de mi cuenta de instagram. Entonces una seguidora me planteó lo siguiente: “Estoy preocupada porque mi novio no se muestra celoso en ningún momento ¿Significa esto que no me quiere?”

Rotundamente no. Querer significa desear la felicidad de la otra persona no desear poseer y controlar a la otra persona. Es triste, pero tu creencia está muy extendida. Es uno de los mitos más peligrosos del amor romántico. Se suele pensar que los celos son un indicador de “verdadero” amor, incluso un requisito imprescindible. Aparte de ser mentira, esta creencia es muy peligrosa porque sirve para justificar cualquier tipo de control y violencia mientras sirva para mantener ese “verdadero” amor.

No es el único mito del amor romántico, ni mucho menos. Esos mitos son el conjunto de creencias socialmente compartidas sobre la supuesta “verdadera naturaleza” del amor. La escritora y comunicadora Coral Herrera los define como “una utopía emocional colectiva”, en la que se concibe al sentimiento amoroso como un medio para ser feliz, para autorrealizarse.

Según Carlos Yela, profesor del Departamento de Psicología Social de la Universidad Complutense de Madrid, algunas de las creencias sobre el amor romántico son absurdas, otras sencillamente falsas, otras imposibles y todas ellas problemáticas, y señala algunos de sus mitos:

  • Mito de la media naranja: creencia de que hemos elegido la pareja que teníamos predestinada de alguna forma, y que ha sido la única o la mejor elección potencialmente posible.
  • Mito de la exclusividad: Creencia de que el amor romántico sólo puede sentirse por una única persona (al mismo tiempo).
  • Mito del matrimonio o convivencia: creencia de que el amor romántico-pasional debe conducir a la unión estable de la pareja, y constituirse en la (única) base del matrimonio (o de la convivencia en pareja).
  • Mito de la omnipotencia: creencia de que “el amor lo puede todo” y debe permanecer ante todo y sobre todo (y, por tanto, si hay verdadero amor no deben influir decisivamente los obstáculos externos o internos sobre la pareja).
  • Mito de la perdurabilidad (o de la pasión eterna): creencia de que el amor romántico y pasional de los primeros meses puede y debe perdurar tras miles de días (y noches) de convivencia.
  • Mito de la fidelidad: creencia de que todos los deseos pasionales, románticos y eróticos deben satisfacerse exclusivamente con una única persona: la propia pareja.
  • Mito del libre albedrío: creencia de que nuestros sentimientos amorosos son absolutamente íntimos y no están influidos de forma decisiva por factores socio-biológico-culturales ajenos a nuestra voluntad y, generalmente, a nuestra consciencia.
  • Mito de la equivalencia: creencia de que los conceptos de “amor” y “enamoramiento” son equivalentes, y por tanto, que si uno deja de estar apasionadamente enamorado/a es que ya no ama a su pareja.
  • Mito del emparejamiento: creencia de que la pareja (un hombre y una mujer - o en su caso dos personas del mismo sexo- ) es algo natural y universal, por lo que en todas las épocas y culturas el ser humano ha tendido por naturaleza a emparejarse.

La catedrática de psicología social Victoria Ferrer y la profesora de psicología Esperanza Bosch nos cuentan que los mitos del amor romántico no afectan por igual a hombres y mujeres, ya que el amor tiene mayor peso en el proyecto vital de las mujeres que en el de los hombres, más centrados en el reconocimiento social. Si para las primeras el amor es espera, pasividad, cuidado, renuncia, entrega, sacrificio.., para los hombres tiene mucho más que ver con ser el héroe y el conquistador, el que logra alcanzar imposibles, seducir, quebrar las normas y resistencias; el que protege, salva, domina y recibe.

“Los niños aprenden a valorar y defender su libertad y su autonomía; las niñas aprenden a renunciar a ellas como prueba de su amor cuando encuentran pareja”. nos dice Coral Herrera.

Quiero terminar con otra frase de Coral Herrera de su maravilloso libro Mujeres que ya no sufren por amor: “Hay muchos mitos que derribar, muchos mandatos que desobedecer, muchas creencias que desmontar y hay que hacer mucha autocrítica: para desalojar al patriarcado de nuestras mentes, nuestros corazones y nuestros coños. En esta lucha, la única regla es disfrutar del proceso de transformación en las mejores compañías.”

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