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Entrevista

Darío Moreno: “Sagunt está de moda; somos una ciudad referente en industria, crecimiento o innovación”

El alcalde de Sagunt, el socialista Darío Moreno.

Miguel Giménez

València —

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Darío Moreno (Sagunt, 1988) vive su segundo mandato al frente del consistorio saguntino, con una representación histórica para el PSPV -doce concejales de un total de veinticinco-. Se trata de uno de esos jóvenes alcaldes que todavía mantienen el poder municipal y que representan el cambio generacional en los socialistas valencianos, un relevo que escenifica en primera persona la nueva secretaria general del PSPV, la actual ministra de Ciencia, Innovación y Universidades y exalcaldesa de Gandia, Diana Morant.

Antes que nada, me gustaría preguntarle por el anuncio de Pedro Sánchez del miércoles y su decisión de tomarse un tiempo para reflexionar ante al acoso que sufre su familia desde la ultraderecha.

Respeto total a la decisión del presidente. Creo que lo que le ha sucedido es la prueba de que no todo vale en política y ojalá sirva para motivar una reflexión colectiva. Detrás del cargo, hay personas, con familias, con vida. La derecha y la ultraderecha se están moviendo en un marco muy peligroso. Están abandonando el debate sobre las diferentes perspectivas que podemos tener con respecto a la gestión política. Ahora la dinámica es la del insulto, la del ataque personal. Por si no tenían suficiente con llenar de fake news toda una constelación de medios con la misma tendencia política, la estrategia está yendo un paso más allá: ahora tratan de judicializar sus mentiras, sabiendo que no llegarán a nada, pero que causarán suficiente revuelo mediático como para dañar la imagen del adversario político. Y si ir directamente contra el político tampoco funciona, entonces se redobla y se va contra sus seres queridos porque solo importa la destrucción del adversario. Es intolerable.

Vamos ahora al Darío Moreno alcalde de Sagunt y empezamos con una efeméride. Se cumplen 40 años del cierre de Altos Hornos del Mediterráneo. ¿Cómo se ve ahora aquel hecho que fue traumático para la ciudad y la comarca del Camp de Morvedre?

Si alguien puede elegir, nadie decide pasar un trauma como aquél. La pregunta es: ¿Qué aprendimos de todo aquello? Y sacamos muchas lecciones: a nivel de lucha común, de perspectiva de futuro, de no bajar los brazos. Sagunt se enorgullece de ser un pueblo reivindicativo, un pueblo que lucha por aquello que considera justo. 

Aquel momento de movilización prácticamente unitaria de toda la sociedad se ve hoy con muchísima dignidad, con la cabeza muy alta. El momento actual es una forma de acabar de cerrar el círculo de todo lo que vivimos y de decirles a aquellas personas que lucharon entonces, que lo hicieron por algo, y que nosotros estamos hoy aquí gracias a ellas, y que todo lo que estamos construyendo se lo debemos a ellos y a ellas y vamos a seguir dando el máximo, en cuanto a trabajo y reivindicaciones, para decir que todo aquello mereció la pena.

Desde luego, la llegada de la gigafactoría de Volkswagen puede ayudar a que se cierre definitivamente la herida que se abrió entonces...

Sin duda alguna. La gente que lo vivió te transmite el momento tan convulso que fue, la incertidumbre, lo mal que se pasó con el cierre de Altos Hornos... Y de igual modo se transmite el sentimiento ese de que España, el Estado, el Gobierno... tiene una deuda con nosotros, y de alguna forma, había dejado una herida abierta. Así que sí, haber podido atraer una inversión como la de Volkswagen ayuda, pero no sólo, porque estamos hablando de atraer otras inversiones de la mano de empresas que estaban aquí, como Ibersteel o Pilkington, pero también de otras nuevas, como son Aldi, Quimi Romar... Y por supuesto, ya estamos en la fase siguiente, que es a la vez que estamos urbanizando y construyendo la gigafactoría pensar en el parque de proveedores y en seguir atrayendo inversión gracias a la planta de PowerCo. Todo eso hace que esto sirva para cerrar la herida que se abrió en los años ochenta y que, a pesar de todo, seguía latente.

¿Sin la llegada de Volkswagen y PowerCo, se habría acabado de cicatrizar la herida?

Cuando llego al Ayuntamiento en 2019, el president Ximo Puig me dice que habían detectado, a raíz del desarrollo de Parc Sagunt I, que había una demanda internacional a la que no se le estaba sabiendo dar respuesta ni desde la Comunitat Valenciana ni desde España. Hablamos de grandes parcelas y grandes organizaciones industriales que están buscando ubicaciones estratégicas en las que poder asentarse. Y en esa conversación es cuando sale la necesidad de impulsar Parc Sagunt II, desde la necesidad de reindustrializarse, no ya Sagunt, ni España, sino Europa, porque la industria crea más puestos de trabajo con una mayor estabilidad laboral y una mayor apuesta por la innovación. Pero también por una importancia geoestratégica, de capacidad de tomar nuestras decisiones y que, en el caso de que vengan mal dadas, nosotros tengamos margen de reacción.

Sagunt ha crecido muchísimo de la mano de la industria y la industria tiene que seguir formando parte de nuestro futuro

La otra parte era una cuestión de identidad, de creernos que este pueblo ha crecido muchísimo de la mano de la industria y la industria tiene que seguir formando parte de nuestro futuro. ¿Si no hubiese venido Volkswagen, hubiésemos cerrado la herida? Yo creo que estábamos en una situación y en un momento en el que podíamos haberlo hecho con diferentes empresas. De hecho, había muchas conversaciones en marcha de forma simultánea. Pero, Volkswagen era, a diferentes niveles, la que más valor añadido traía a la mesa y de la que nos creíamos más un proyecto a largo plazo.

Al respecto de esas conversaciones con otras empresas. ¿Cómo van esas otras negociaciones? ¿Existen posibilidades reales de que venga otra gran empresa a ocupar parte del suelo industrial que todavía queda libre?

Sí, desde luego. Incluso algunos de los anuncios que estaban pendientes se tienen que materializar, como Tempe, una empresa que ha adquirido parcelas de la mano del grupo Inditex. Igual que el caso de Tempe, hay otras empresas a las que estamos intentando darles encaje. Y lo estamos haciendo desde una perspectiva amplia: nosotros tenemos el suelo industrial que tenemos, con algunos desarrollos a medio materializar, e intentamos coser la ciudad a la vez que generamos economía y generamos empleo, que es de lo que se trata. Vamos a ver si lo conseguimos, pero la verdad es que vivimos un buen momento y hay muchísimo interés por nuestro municipio.

¿Entonces, puede haber algún anuncio importante a corto o medio plazo?

Por lo que me cuenta, parece que Sagunt está de moda...

Sin ninguna duda, Sagunt está de moda, porque nunca lo hemos estado, al menos no en el últimos siglo, y eso nos lleva a mejorar en muchos ámbitos. Ahora somos una ciudad referente. Que la gente te tenga presente y te asocie con cuestiones como crecimiento, industria, innovación... es muy positivo. Estamos viviendo números históricos en el sector turístico, y no porque de repente haya pasado algo radicalmente diferente, es porque ha habido un trabajo a largo plazo, tanto por parte del sector privado como del Ayuntamiento, y se han sentado las bases. Y también hemos aprovechado el empujón de la gigafactoría para darlo todo para crecer industrialmente.

Volviendo al tema de Volkswagen, se ha hablado mucho de los pros de este proyecto, pero también tendrá contras...

El primer contra es que es cierto que es una grandísima inversión, pero debemos evitar repetir errores del pasado y pasar a ser un monocultivo industrial. En el pasado, tener una ciudad en la que todo dependía de una gran fábrica nos llevó a una situación límite, que nos obligó a reinventarnos. Y ahora, cuarenta años después, seguimos hablando sobre si ya hemos conseguido cerrar aquella herida. Pues de aquello, tenemos que aprender. Por supuesto, mano tendida a la inversión, al máximo, pero evitemos perder por el camino industria propia, tejido que ya existe. Intentemos diversificar todo lo posible para que realmente podamos hablar de un futuro que no nos convierta en ultradependientes de un único grupo multinacional que por supuesto nosotros estamos encantadísimos de trabajar con ellos, pero que el día de mañana pueden tomar decisiones que nosotros consideremos que no son las mejores para esta ciudad. Intentemos generar un mallado empresarial con diferentes sectores, con el que se puedan establecer sinergias pero que, a la vez, nos asegure que si un sector de repente empieza a fallar, no falle el cien por cien de nuestra economía. Eso es algo que debería hacernos reflexionar.

Y respecto a Thyssen. ¿La decisión de cerrar la planta de Galmed es definitiva?

Yo, hasta el último día, no la doy por perdida. Es más, aunque PowerCo nos dijera que asume el cien por cien de la plantilla de Thyssen, seguiríamos luchando por que Thyssen siguiera abierta. Estamos ante tres fases claras: la primera es intentar convencerles de que el cierre no se produzca. No voy a dejar de meter presión y de lanzar el mismo mensaje; si dicen que es una decisión irreversible, lo siguiente que les planteo es que tienen que estar abiertos a que alguien compre ese centro productivo, porque lo que no nos podemos permitir es perder capacidad de producción siderúrgica, ya que tenemos muchas empresas que dependen del metal en este municipio que se verían afectadas negativamente, y el sector va a ser más débil; y la última opción es, si el día de mañana acaba cerrando ese centro de producción, asegurar la reinserción laboral del cien por cien de la plantilla, pero ese será nuestro plan Z. En lo que estamos ahora es en que ese centro productivo permanezca abierto, ya sea de la mano de Thyssen o de otra empresa.

El impacto de la instalación de Volkswagen en Sagunt va más allá de la ciudad y del Camp de Morvedre...

Sí, nosotros conocemos ya algunas empresas que se han asentado en sitios como Segorbe [a 30 kilómetros de distancia] atraídas por el dinamismo que se está apreciando en la zona y por estar relativamente bien conectados. El efecto positivo no se circunscribe a Sagunt, sino que va mucho más allá. Por ejemplo, tenemos muy buena relación con La Vall d'Uixò [Castellón] y trabajamos para que todas esas potencialidades tengan un impacto positivo en la provincia de Valencia, en la de Castellón, e incluso en Teruel.

Beneficiándose de una mejora de las infraestructuras, como el puerto, el Corredor Mediterráneo y el Corredor Cantábrico.

Así es. Tuvimos una oportunidad perdida hace décadas, cuando Zaragoza buscaba una clara salida al mar, y se decantó por Tarragona, dejando fuera a Teruel, que se quedó como una provincia aislada, y nosotros recogimos mucho menos rendimiento económico del que habríamos recogido si Zaragoza hubiera apostado por Sagunt como su salida natural al mar. Nunca es tarde y por fin se están viendo inversiones en la línea Sagunt-Teruel-Zaragoza.

Lo que parece claro es que el futuro de Sagunt pasa por ser una ciudad industrial y sostenible.

Sí. Eso es.

Se ha hablado mucho de las cifras en qué se va a traducir la llegada de Volkwagen a Sagunt. ¿Cuál es la expectativa de crecimiento de la ciudad a medio plazo, teniendo en cuenta que el año pasado se superaron ya los 70.000 habitantes?

A mí me gustaría ser realista. Se habla de que se pueden construir 18.000 potenciales nuevas viviendas. De ellas, para empezar a construir mañana, tenemos entre 9.000 y 10.000 viviendas. Eso supone, calculando de una forma muy comedida, que en la próxima década podemos incrementar nuestra población entre 10.000 y 20.000 habitantes. Según las últimas estadísticas, estamos creciendo al ritmo de unos mil habitantes por año. Por tanto, no sería descabellado pensar en que vamos a estar por encima de los 10.000 habitantes en los próximos diez años. La perspectiva incluso es que ese ritmo se podría acelerar. Para eso, capacidad de suelo tenemos, tiene que reaccionar el sector de la construcción, y también tenemos que asegurarnos con la conselleria de Sanidad, con la conselleria de Educación, con otras administraciones que prestan servicios básicos, que a la vez que crece la ciudad se van a dimensionar los servicios públicos para que el alto nivel de calidad de vida que tenemos en el municipio no se vea reducido.

Teniendo en cuenta que actualmente ya existen carencias de infraestructuras y que estamos hablando de un ritmo de crecimiento alto... ¿Está la ciudad preparada para asumir este potencial incremento poblacional?

Es difícil, de ahí nuestra insistencia a la Generalitat Valenciana: necesitamos un nuevo palacio de justicia, que puede parecer un tema menor, pero es algo que da seguridad jurídica a todo el entorno económico y por supuesto también a las personas; necesitamos también más sanidad. El anterior Consell del Botànic ya dejó sobre la mesa la ampliación del centro de salud Puerto 2, la ampliación de varias salas del hospital, y seguimos teniendo pendiente también la ampliación del consultorio del Raval. Lo mismo con educación, donde el IES número 5 parecía que era la pieza clave que estaba haciendo de cuello de botella y ya está, hemos cumplido, hemos pasado fase, y ahora tenemos que mirar hacia delante. Hemos pedido dos nuevas escuelas, un nuevo instituto, porque los números dan, tenemos mucha población sobrevenida. Y vamos a seguir pidiendo inversiones para los centros en los que veníamos trabajando, como el Eduardo Merello, con una inversión de 13 millones de euros para su rehabilitación, porque tenemos problemas con la oferta de Formación Profesional que tendríamos que estar sacando al mercado y no estamos dando respuesta. Necesitamos empezar a encontrar soluciones porque la población ya está aumentando.

¿Y se llegará a tiempo?

Yo espero que sí y voy a luchar porque así sea. El riesgo de no llegar siempre está, ¿pero cuál es la alternativa?: ¿Haber renunciado a Volkswagen? ¿No habernos embarcado en esta aventura? Nosotros somos claramente procrecimiento y a favor de la creación de puestos de trabajo. ¿Eso conlleva el riesgo de que tengamos tensiones en determinados sectores? Ahí entra el papel de la Administración para que, en la medida de nuestras posibilidades, cumplamos, y en aquello que escapa a nosotros, lo reivindiquemos.

Hablando de política municipal. El PSPV vive una situación inimaginable hace apenas unos años en Sagunt, con doce concejales sobre veinticinco, a uno de la mayoría absoluta, y gobernando en coalición con Unides Podem. ¿Cómo vive esa situación de estabilidad?

Con responsabilidad, porque no ha sido fácil. Recordemos que el Partido Socialista era sexta fuerza política del municipio. Conseguí armar un equipo, y ha sido difícil, porque ha requerido de la generosidad de muchas personas, que han permitido que pudiésemos desarrollar al máximo este proyecto que intenta aportar algo diferente a la ciudad. Y creo que hemos conseguido resituarla. A partir de ahí, tampoco hay complacencia. Es la perspectiva de que siempre quieres ir un poco más allá. Cuando estás trabajando por tu ciudad se vive de una forma diferente; sientes que lo que haces tiene un impacto directo en la vida de la ciudadanía en general, pero también en la vida de tus amigos, de tu familia, de tu círculo, de la gente que te ha visto crecer. Hay mucha parte de agradecimiento, así como también gran parte de responsabilidad, también con la gente que te ha precedido, como Manolo Girona (exalcalde de Sagunt), que cerraba mi candidatura.

¿A qué cree que se debe esa confianza que ha conseguido?

Estamos trabajando mucho, en ámbitos muy diferentes, siempre intentando generar el mayor grado de consenso. E intentamos también tener una política muy cercana, intentando dar respuesta a todo aquel que se acerca a nosotros. Hay veces que puede ser y hay veces que no, pero cuando no puede ser, hay que ser muy didácticos e intentar explicar por qué no puede ser. Creo que eso la ciudadanía lo ha valorado positivamente en general. Independientemente de los grandes anuncios que se hayan podido producir, vinculados a ese trabajo que estamos haciendo. Hay otra parte de hacer una política diferente que los vecinos y vecinas también han valorado.

¿Es este mandato más tranquilo, con doce concejales y dos partidos en el gobierno, que el pasado, cuando eran tres formaciones las que conformaban el equipo de gobierno?

Pues te diría que no, no sé si es por autoexigencia. Cuando eres la cabeza visible de una coalición, asumes unas responsabilidades incluso con partidos con los que discrepas en determinadas líneas, y sabiendo que tienes que ceder para llegar a acuerdos. Cuando tienes doce concejales, la responsabilidad es diferente, pero sigue existiendo. La responsabilidad es que yo ahora tengo la libertad para decir cómo haría yo esto al cien por cien, y tengo que cumplir, porque la ciudadanía te va a asignar toda la responsabilidad, ya que no has tenido que negociar ni ceder tanto. No lo veo como un mandato más tranquilo.

¿Se plantea el objetivo de conseguir mayoría absoluta?

Eso sí que sería un hito histórico, porque nunca ha pasado en Sagunt. Mi objetivo, como tal, no es. Yo no vivo pensando que en las próximas elecciones tenemos que conseguir más votos aún. El hito está en seguir desbloqueando determinados proyectos que llevan demasiado tiempo: las playas del norte, la conexión del Puerto de Sagunto con la red de Cercanías, el cubrimiento de las vías... Son cosas que afectan al modelo de ciudad a largo plazo y que las tienes ahí y van a tener un impacto real en la vida de la ciudadanía. Y otras cuestiones que, aunque puedan parecer simbólicas, son muy importantes, como la Nave de Talleres, el Castillo... Mi objetivo está más en eso, nuevas inversiones, generar empleo, mejorar la vida de la ciudadanía... que en sacar trece concejales. Eso es la nota del examen. En el anterior nos dieron una buena nota, pero no hay que confiarse.

¿Cuáles son los hitos que se marca para este mandato?

El número uno obviamente es la gigafactoría, y con ello todas las infraestructuras que deben ir aparejadas, porque si no sufriremos las consecuencias negativas: el ramal de conexión de Parc Sagunt I y Parc Sagunt II con Camí la Mar, con la V-23 y la A-7 es clave; tenemos que tener cerrado el parque de proveedores, que son todas esas empresas a las que vamos a atraer gracias a Volkswagen; tenemos que hacer todo esto con medidas de sostenibilidad a todos los niveles, medioambientales, urbanos, descarbonizando la industria y atrayendo algunos proyectos referentes, apostando por el hidrógeno verde...

Vamos a seguir luchando por las playas del norte, vamos a seguir peleando por el Castillo, por el Teatro Romano, por la Nave de Talleres, por el desarrollo de la Gerencia, la Casa Romeu... Son muchas cosas, pero me resisto a pensar en unos pocos hitos.

¿Cómo son sus relaciones con la Generalitat Valenciana?

Son buenas. Hablamos habitualmente con el president Mazón y también tenemos una buena relación con la vicepresidenta segunda, Susana Camarero. La interlocución sobre las grandes líneas sí que se está dando, y donde todavía estamos encontrando dificultades es cuando bajamos a la realidad de una actuación en particular. Ahí es donde vemos que la nueva Generalitat aún no ha cogido el ritmo de ejecución suficiente para plasmar esos proyectos desde el papel a la ciudad. No obstante, todavía le queda mucho por demostrar sobre su compromiso con este municipio. En el día a día es donde necesitamos que la Generalitat se ponga las pilas.

¿Cómo ve la entrada de la extrema derecha en las instituciones?

Estamos muy preocupados, como no podía ser de otra forma, y más aún después de escuchar las declaraciones de la consellera de Justicia (Elisa Núñez, de Vox, en una entrevista en el diario Las Provincias), en las que decía que no quería hablar de cambio climático, no quería hablar de violencia de género y se refería a Franco como una 'figura histórica' (Núñez rectificó el lunes y reconoció que Franco fue un dictador y el franquismo una dictadura) son alarmantes. Nosotros hablamos con todo el mundo, y cuando tratamos con la conselleria de Cultura de la Nau o del Teatro tratamos de dejar la ideología al margen para hablar de gestión, pero es cierto que algunas de las cuestiones que impulsan tienen sus efectos directos sobre la ciudadanía; sobre familias que legítimamente quieren recuperar los restos de sus familiares, y cualquier persona puede empatizar con alguien que no sepa dónde está enterrado su abuelo, que está viviendo un drama familiar injusto. Me aterra su discurso negacionista y sus decisiones sobre el cambio climático, porque sus consecuencias ya están aquí... Y lo vamos a ver en nuestras playas, y en nuestros bosques con los incendios. Y si hablamos de violencia de género, el querer diluirlo nos lleva inevitablemente a que no podamos identificar sus causas y, por tanto, que sigamos prolongando la violencia de género como algo existente en nuestra sociedad, y eso es algo que no podemos tolerar. Políticamente, todos estos posicionamientos no son inocuos.

¿Dónde se ve Darío Moreno en diez años?

La verdad, no lo sé. No tengo respuesta para esa pregunta. Si tuviese que dar una respuesta, diría que lo hablaremos mi marido y yo, porque yo estoy aquí por un pacto con mi marido por el que puedo dedicarme en cuerpo y alma a la política, porque él asume determinadas responsabilidades con respecto a nuestro proyecto a futuro. No sé dónde estaré dentro de diez años, y me atrevo a decir que, con lo que cambia el mundo, nadie sabe dónde estará dentro de diez años.

¿Darío Moreno tiene aspiraciones políticas más allá del Ayuntamiento de Sagunt?

No

Usted es uno de los jóvenes valores del socialismo valenciano, y hace apenas unas semanas el PSPV celebró un congreso extraordinario para elegir un nuevo liderazgo, el de la ministra Diana Morant. ¿Ha cerrado el partido su crisis?

Voy a negarte la mayor. Qué crisis del PSPV. Se planteaban unas primarias normales y corrientes en las que, hasta que se produjo la retirada de dos de los candidatos (Carlos Fernández Bielsa y Alejandro Soler) no había habido una palabra más alta que otra, se estaba hablando de proyecto, de diferentes reflexiones... Así que crisis ninguna, es un proceso democrático dentro de un partido que se cree la democracia. A partir de ahí hubo una reflexión sobre el momento histórico que estábamos viviendo y la posibilidad de poder superar las diferencias de proyecto de las que hablábamos y poder desarrollar un proyecto conjunto. Se habló, se llegó a esa conclusión y a partir de ahí toca explicarle a la ciudadanía por qué el Partido Socialista merece su confianza a la hora de poder gestionar un ámbito tan importante como la Generalitat Valenciana.

Lo que no me puede negar es que el PSPV ha pasado de gobernar la Generalitat, dos de las tres diputaciones y multitud de ayuntamientos valencianos a estar en la oposición...

No sé si la palabra es crisis pero sí que ha supuesto un revés. Tenemos que analizar por qué ha sucedido. Es cierto que el PSPV ha aumentado en votos y representantes en las últimas elecciones, pero la realidad es que en el espacio en el que se siente cómodo el Partido Socialista, en la izquierda, ha habido una merma de votos y representantes que nos ha llevado a perder la Generalitat. Pero no podemos decir que la culpa fue de Podemos o que determinados vientos nacionales nos afectaran negativamente... Ahí sigue habiendo gente que votaba por opciones de izquierdas a la que no hemos sabido captar.

Ahora tenemos una nueva líder. Por primera vez una mujer abandera nuestro partido, una persona formada, relacionada con el ámbito científico, que supone algo fresco, algo diferente. El partido debe asegurarse de que todos construimos ese proyecto ganador que genera confianza en la ciudadanía, y estoy seguro de que vamos a ampliar esa confianza para recuperar la Generalitat.

En el PSPV se está viviendo un cambio generacional...

Yo siempre digo que en el Partido Socialista no sobra nadie, pero desde luego sí que se está produciendo ese cambio generacional, que está plenamente alineado con lo que nos pide la sociedad. Estamos en un mundo que se mueve muy rápido, en el que están empezando a entrar nuevas derivadas que hace diez años ni siquiera nos imaginábamos y por tanto el partido tiene que ir dando respuesta. El PSPV es un partido muy municipalista y desde el principio ha tenido claro que, para poder recuperar la confianza en los diferentes municipios, era importante que las nuevas generaciones tuviesen posibilidad de desarrollarse. Hemos dado esos pasos, y yo soy un ejemplo de ello, y era un inevitable que a la hora de hablar de nuevos liderazgos se tuviera en cuenta a esa nueva hornada de la que Diana (Morant) es una gran representante. Era algo natural siendo, como nos creemos, un partido muy vivo que tiene que garantizar que representa a la totalidad de la sociedad valenciana. Y para eso necesitamos también capacidad de renovación y no estar bloqueados por miedo a ser más innovadores, más rompedores y pensar en el futuro.

Entonces, ¿cuál es el estado de salud del PSPV?

Yo diría que muy bueno. Nos sentimos una oposición fuerte, intentando dar la batalla en todos los ámbitos, pero a la vez tendiendo la mano e intentando proponer soluciones, como hicimos con el servicio de emergencias. Desde luego, erigiéndonos como un partido de gobierno. Estoy muy tranquilo con el estado de salud del Partido Socialista, porque tenemos alternativa, tenemos liderazgo y tenemos proyecto, y a partir de ahí lo que toca es trabajar y explicárselo a la ciudadanía.

¿Y respecto al PSOE?

El PSOE está donde ha querido la ciudadanía que estuviese, y a Pedro Sánchez le han dado por muerto muchas veces y la realidad es que siempre ha sabido encontrar una forma de supervivencia, no para él, sino para un proyecto político que apuesta por mejorar la vida de la ciudadanía desde un prisma absolutamente científico y realista, como es por ejemplo el del cambio climático. Creo que ese proyecto es absolutamente necesario para España. A veces lo habremos sabido explicar mejor o peor, pero la realidad es que a día de hoy ese proyecto sigue siendo imprescindible y por tanto hay que continuar, con las cartas que ha repartido la ciudadanía, pero hay que continuar, porque España lo necesita. No está mal de salud el Partido Socialista, las españolas y los españoles nos han puesto en una tesitura muy plural, que requiere de muchos consensos, y lo que está haciendo el PSOE es estar a la altura de esa responsabilidad.

Para finalizar, ¿qué piensa un socialista como usted cuando se entera de las circunstancias que rodearon al caso Koldo?

Yo, con el caso Koldo, relativa tranquilidad. Yo me lo pregunto como español, porque estas formas de actuar deberían hacer saltar las alarmas. Y me consta que parte del esfuerzo que se está haciendo es ver si ha fallado algo. También entiendo que no nos tenemos que volver locos. Eran momentos de urgencia para intentar salvar vidas y por tanto, inevitablemente, relajamos los controles administrativos para poder dar una respuesta a corto plazo. Si tienes mucha urgencia, lamentablemente vas a tener menos controles. Lo que me importa de verdad como socialista es que el PSOE, cuando se detectaron indicios sólidos, actúo de forma absolutamente tajante. Independientemente de que haya habido o no actividad delictiva, que eso lo tiene que decidir un juez, si alguien del Partido Socialista se ha podido lucrar aprovechando un momento de sufrimiento de la ciudadanía a través de esas vías de emergencia, esa persona no puede tener cabida en el PSOE, aunque la actuación fuera legal. La respuesta ha sido tajante, aunque parte del partido pueda pensar que ha sido exagerada, pero lo necesitábamos para dar confianza a la ciudadanía. No podemos permitirnos medias tintas. A mí, esa actuación me deja la conciencia tranquila. Es inevitable que existan ese tipo de casos, pero hay que actuar. Nunca le hemos recriminado al PP que tuviera casos de corrupción, pero sí su respuesta y la institucionalización de esa corrupción. Como español lo veo con preocupación, porque esas situaciones puedan producirse, pero como socialista tengo la conciencia tranquila por cómo actuó mi partido.

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